El sueño de Marama


Había una vez en la hermosa isla de Rapanui, una niña llamada Marama. Ella vivía rodeada de volcanes y playas de arena blanca, pero lo que más le gustaba a Marama era bailar.

Desde pequeña, había aprendido los movimientos tradicionales de la danza Rapa Nui y soñaba con ser una gran bailarina. Sin embargo, en su comunidad no estaba bien visto que las niñas bailaran.

Según las antiguas costumbres, solo los hombres podían participar en los bailes ceremoniales y las mujeres tenían roles diferentes dentro de la sociedad. Pero Marama no se dejaba influenciar por esas ideas anticuadas.

Un día, mientras caminaba por la playa practicando sus pasos de baile, conoció a Tane, un anciano sabio que conocía todas las historias y tradiciones de Rapanui. Tane notó el talento innato de Marama para el baile y decidió ayudarla a cumplir su sueño.

"Marama, sé que amas bailar y quiero ayudarte a hacerlo realidad", dijo Tane con una sonrisa. La niña se emocionó mucho al escuchar esas palabras. "¿Cómo puedes ayudarme?", preguntó ella ansiosa.

Tane le explicó que existía un antiguo ritual llamado "El desafío del Haka" en el cual cualquier persona podría demostrar su habilidad para el baile sin importar su género. Pero este desafío solo podía realizarse ante la presencia del gran jefe tribal.

Marama sabía que tendría que enfrentarse a grandes obstáculos para convencer al jefe de que la dejara bailar, pero no se rendiría. Con la ayuda de Tane, comenzó a entrenar aún más duro y perfeccionó sus movimientos. Llegado el día del desafío, Marama estaba lista para mostrar su talento.

Frente al jefe tribal y toda la comunidad, hizo una presentación llena de gracia y fuerza. Todos quedaron maravillados por su actuación y aplaudieron emocionados.

El jefe tribal, impresionado por el talento de Marama, decidió romper con las tradiciones antiguas y permitir que las mujeres también pudieran bailar en los eventos ceremoniales. Desde ese día, Marama se convirtió en la primera bailarina femenina reconocida en Rapanui.

Sus actuaciones eran esperadas con ansias por todos los habitantes de la isla y ella se sentía feliz de poder compartir su amor por el baile con todos ellos. Marama demostró que no hay límites para perseguir nuestros sueños y que podemos romper barreras si tenemos valentía y determinación.

Su historia inspiró a muchas niñas de Rapanui a seguir sus pasiones sin importar lo que digan las tradiciones antiguas. Y así, gracias al coraje y talento de Marama, Rapanui se llenó de música, danza y alegría para siempre.

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