El Sueño de Mariana



Había una vez una niña llamada Mariana que tenía un gran sueño: ser profesora. Desde muy pequeña, le encantaba jugar a enseñarle a sus muñecos y siempre se imaginaba dando clases en un salón lleno de niños.

Un día, mientras Mariana estaba en la escuela, su maestra le preguntó qué quería ser cuando fuera grande. Sin dudarlo, Mariana respondió con entusiasmo: "¡Quiero ser profesora!".

La maestra sonrió y le dijo que era un hermoso sueño y que si trabajaba duro podía lograrlo. Desde ese momento, Mariana se dedicó a estudiar con más ahínco. Leía libros sobre educación, investigaba en internet y aprovechaba todas las oportunidades para aprender algo nuevo.

Incluso pedía prestados los libros de texto de sus hermanos mayores para adelantar materia. Mariana también comenzó a ayudar a sus amigos con las tareas escolares. Les explicaba los conceptos difíciles de manera clara y paciente.

Pronto todos sus compañeros la buscaban cuando necesitaban ayuda. Un día, mientras caminaba por el parque después de la escuela, Mariana vio a un grupo de niños jugando cerca del lago.

Uno de ellos parecía estar triste porque no sabía nadar y los demás se burlaban de él. Sin pensarlo dos veces, Mariana se acercó al niño y le ofreció su ayuda. "Hola, me llamo Mariana ¿Necesitas ayuda para aprender a nadar?"- preguntó amablemente.

El niño asintió tímidamente y juntos fueron al borde del lago. Durante días, Mariana le enseñó al niño cómo flotar y mover sus brazos y piernas en el agua. Poco a poco, el niño fue superando su miedo y aprendiendo a nadar.

Cuando los demás niños vieron lo que Mariana había hecho por su compañero, se dieron cuenta de que ella era una gran maestra. Le pidieron que les enseñara también y Mariana aceptó con gusto. Así comenzaron las clases improvisadas de natación en el parque.

Cada día más niños se unían al grupo y Mariana se sentía feliz de poder ayudarlos a vencer sus miedos y aprender algo nuevo. Un día, mientras estaban dando clases de natación, apareció un señor mayor llamado Don Ernesto.

Él había estado observando las clases desde hacía varios días y quedó impresionado por la paciencia y dedicación de Mariana. "¡Hola! Me llamo Don Ernesto ¿Eres profesora?"- preguntó curioso.

Mariana sonrió orgullosa y respondió: "No, todavía no soy profesora, pero es mi sueño serlo". Don Ernesto le contó a Mariana que él era director de una escuela cercana y estaba buscando una maestra para enseñar a los niños pequeños.

Quedó tan impresionado con las habilidades de Mariana como maestra que le ofreció el puesto. Mariana no podía creerlo ¡Su sueño estaba a punto de hacerse realidad! Aceptó emocionada la oferta de Don Ernesto y comenzaron los preparativos para su primer día como maestra en la escuela.

El primer día llegaron muchos niños ansiosos por aprender. Mariana se paró frente a ellos con una sonrisa en el rostro y comenzó su primera clase como profesora. Desde ese día, Mariana fue una maestra ejemplar.

Todos los niños la adoraban y aprendían mucho de ella. Mariana estaba feliz y orgullosa de haber cumplido su sueño.

Y así, gracias a su pasión por enseñar y ayudar a los demás, Mariana demostró que los sueños pueden hacerse realidad si se trabaja duro y se sigue el corazón.

FIN.

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