El sueño de Martín



Había una vez un niño llamado Martín que siempre soñaba con ver un ovni en el cielo. Pasaba horas mirando las estrellas y preguntándose si algún día su sueño se haría realidad.

Un día, mientras Martín jugaba en el parque, vio algo brillante y redondo en el cielo. ¡Era un ovni! Martín no podía creerlo, su corazón latía con emoción. Corrió a casa para contarle a su mamá lo que había visto.

"¡Mamá, mamá! ¡Vi un ovni en el parque!", exclamó Martín emocionado. Su mamá sonrió y le dijo: "Martincito, los ovnis no existen. Seguro que fue solo tu imaginación".

Martín se sintió triste al escuchar las palabras de su mamá, pero decidió no rendirse tan fácilmente. Sabía lo que había visto y estaba decidido a demostrarlo. Al día siguiente, Martín decidió investigar más sobre los ovnis. Buscó libros en la biblioteca y navegó por internet para aprender todo lo posible sobre ellos.

Descubrió que existían muchos avistamientos documentados de ovnis alrededor del mundo. "¡Voy a encontrar pruebas de la existencia de los ovnis!", pensó Martín determinado. Pasaron días y semanas sin ningún resultado.

La gente seguía diciéndole a Martín que solo eran cuentos inventados por personas imaginativas. Pero él sabía que tenía razón. Un día, mientras caminaba cerca del río, vio una luz brillante flotando sobre el agua.

Era igual al objeto que había visto en el parque aquel primer día. Martín se acercó con cautela y vio que el ovni estaba en realidad atrapado entre las ramas de un árbol.

Se dio cuenta de que el objeto no era un ovni, sino una linterna flotante que alguien había dejado caer al río. "¡Qué decepción!", suspiró Martín. Pero en ese momento, escuchó un ruido proveniente del otro lado del río. Era un grupo de niños jugando y riendo.

Martín decidió acercarse para ver qué estaban haciendo. "¡Miren! ¡Es Martincito!", exclamó uno de los niños. Martín les contó su historia sobre cómo había estado buscando ovnis durante tanto tiempo y cómo había encontrado la linterna flotante en su lugar.

Los niños escucharon atentamente y luego uno de ellos dijo: "Sabes, a veces nuestros sueños pueden ser diferentes a lo que esperamos, pero eso no significa que no sean importantes". Esa frase resonó en el corazón de Martín.

Comprendió que aunque no hubiera visto un verdadero ovni, su pasión por descubrir lo desconocido era valiosa y especial.

A partir de ese día, Martín siguió buscando señales de vida extraterrestre, pero también aprendió a disfrutar del proceso y a valorar cada pequeño descubrimiento científico que hacía. Y así fue como Martín encontró algo mucho más importante que un ovni: encontró la alegría y la satisfacción de seguir sus sueños sin importar lo que los demás dijeran.

Y quién sabe, tal vez algún día encuentre su primer ovni favorito en el cielo estrellado.

FIN.

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