El Sueño de Martín
Había una vez un niño llamado Martín que vivía en un pequeño barrio de Buenos Aires. Desde que tenía uso de razón, Martín soñaba con ser un gran futbolista. Pasaba horas viendo partidos de su equipo favorito, el Boca Juniors, y ensayaba las jugadas en su imaginación mientras escuchaba el sonido de la pelota, que retumbaba en su cabeza.
Martín, sin embargo, tenía una discapacidad que no le permitía caminar. A veces, su madre, Ana, lo veía triste y preocupado. Ella siempre le decía:
"Martín, no dejes que nada te detenga. El fútbol es más que correr detrás de una pelota. Se trata de la pasión y el amor que le pones."
Un día, mientras Martín miraba un programa de fútbol en la televisión, se dio cuenta de algo. No necesitaba estar de pie para jugar, solo necesitaba encontrar la manera de adaptarse. Así que, con ayuda de su amigo Lucas, decidió construir una silla de ruedas adaptada para jugar al fútbol.
"¡Esto es genial!", exclama Lucas al ver el primer prototipo.
Martín sonrió. Tenía un plan. Junto a Lucas, y con la colaboración de otros amigos del barrio, comenzó a entrenar. Todos acomodaron su silla con las mejores ruedas y un marco resistente. Era una silla de ruedas toda personalizada, pintada de azul y amarillo, como su equipo.
Una tarde, mientras practicaban, se acercó un grupo de niños del barrio, liderados por el temido conocido como ‘El Pato’.
"¿Qué hacen? Eso es solo para chicos que pueden caminar", se burló.
Pero Martín no se dejó intimidar. Se giró hacia ellos y dijo:
"Incluso en una silla puedo ser el mejor. ¿Quieren jugar una partida?"
Los niños se miraron entre sí y, desafiándolos, aceptaron el reto.
La siguiente semana, organizó un partido. Todos los chicos del barrio llegaron, incluidos ‘El Pato’ y sus amigos.
"Esto va a ser un chiste", dijo el Pato, mientras se reía.
Pero lo que sucedió ese día sorprendió a todos. Martín, con su silla, se movía rápido y eficazmente, driblando a los jugadores. Cada tiro que hacía con su pie, iba exactamente donde quería. Su dedicación y su pasión por el fútbol estaban contagiando a todos.
"¡Gol!", gritó Lucas, mientras el balón rebotaba contra la red.
En ese momento, ‘El Pato’ quedó boquiabierto. Se dio cuenta que nunca había visto a alguien jugar con tanto corazón. Así que, en lugar de seguir riéndose, se acercó a Martín y le dijo:
"Eres impresionante, Martín. No sabía que se podía jugar así. ¿Puedo unirme a ustedes?"
Martín sonrió y respondió:
"¡Claro! Cuantos más seamos, mejor será el juego."
A partir de ese día, el barrio entero comenzó a reunirse para jugar con Martín. No solo se convertía en un gran jugador, sino también en un líder. Todos aprendieron a ver el fútbol de una manera diferente y a valorar lo que cada uno podía aportar, sin importar sus limitaciones.
"Al final, el fútbol no se trata solo de correr, se trata de la pasión y el trabajo en equipo", reflexionaba Martín cada vez que alguien le preguntaba si se sentía diferente.
Y así, Martín no solo se convirtió en un gran futbolista adaptado, sino también en un símbolo de perseverancia y amistad. Su historia se esparció por todo el barrio, convirtiéndolo en un ejemplo para todos los niños que alguna vez pensaron que sus sueños eran inalcanzables.
Con el tiempo, el sueño de ser futbolista de Martín se hizo realidad. Se unió a un equipo inclusivo, donde podía jugar al fútbol de la manera que siempre había soñado. En cada partido, Martín demostraba que con esfuerzo, amistad y amor, todo es posible.
Y así, Martín, el niño que no podía caminar, se convirtió en un gran futbolista, recordándonos que todos podemos ser lo que soñamos, si trabajamos duro y nunca nos rendimos.
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FIN.