El sueño de Martina



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivía una niña llamada Martina. Martina era una niña muy alegre y soñadora, siempre estaba imaginando aventuras y cosas maravillosas que le gustaría tener.

Sin embargo, sus padres no tenían mucho dinero y no podían comprarle todas las cosas que ella deseaba. Un día, Martina vio en la tienda del pueblo un hermoso vestido de princesa que le encantó.

Corrió a mostrárselo a sus padres con los ojos brillantes de emoción. Pero al ver el precio, sus padres se entristecieron y le dijeron que en ese momento no podían permitirse comprarlo. "Lo siento mucho, mi amor.

Nos encantaría poder comprarte ese vestido, pero ahora mismo no podemos hacerlo", dijo su mamá con tristeza. Martina se sintió desilusionada, pero decidió no rendirse.

Recordó que su abuelita le había enseñado que siempre hay una solución para cada problema si uno está dispuesto a trabajar duro por ello. "No te preocupes mamá y papá, ¡yo encontraré la manera de conseguir este vestido!" exclamó Martina decidida. Así que esa misma tarde, Martina se puso manos a la obra.

Recogió flores del jardín de su casa y las llevó al mercado para venderlas. Con paciencia y determinación logró vender todas las flores y ganar algo de dinero.

Con ese dinero en la mano, corrió emocionada hacia la tienda y compró el precioso vestido de princesa que tanto deseaba. Se lo puso inmediatamente y corrió por todo el pueblo mostrándoselo a todos con una sonrisa radiante en el rostro. Sus padres la miraban orgullosos desde lejos.

Habían aprendido una gran lección de su valiente hija: nunca rendirse ante las dificultades y buscar soluciones creativas para alcanzar los sueños. Desde ese día en adelante, Martina siguió soñando alto pero también aprendió el valor del esfuerzo y la perseverancia para conseguir lo que deseaba.

Y así, en Villa Feliz resonaba la historia de cómo una pequeña niña demostró que con determinación y trabajo duro, todo es posible.

FIN.

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