El sueño de Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en un hogar de acogida. Aunque los cuidadores eran muy amables, él siempre soñaba con tener una familia propia.
Deseaba tener padres y hermanos con quienes compartir su vida y sentirse amado. Un día, mientras jugaba en el parque, Mateo vio a una pareja joven que paseaba tomados de la mano. Eran los padres adaptivos que habían expresado su deseo de conocerlo.
Mateo se sintió emocionado y esperanzado al verlos tan felices juntos. Mateo corrió hacia ellos y les dijo: "-¡Hola! Soy Mateo, el niño al que quieren adoptar". Los futuros padres sonrieron tiernamente y le respondieron: "-¡Hola, Mateo! Nos alegra mucho conocerte".
Pasaron varias semanas en las que los tres se encontraban para jugar y conocerse mejor. Cada encuentro era más especial que el anterior, ya que poco a poco comenzaron a formar un vínculo muy fuerte.
Una tarde soleada, durante uno de sus encuentros en el parque, Mateo le confesó a sus nuevos papás: "-Saben, desde hace tiempo siento algo especial cuando estoy con ustedes. Me hacen sentir seguro y feliz".
Los padres adaptivos se miraron entre sí con ternura antes de responderle: "-Mateo, nosotros también sentimos algo especial contigo. Queremos ser tu familia". El corazón de Mateo dio un salto de alegría al escuchar esas palabras tan esperadas. No podía creerlo; finalmente tendría una familia propia.
Los días pasaron rápidamente hasta llegar al día en que Mateo se mudaría con sus nuevos papás. Empacaron todas sus cosas y se dirigieron a su nuevo hogar, donde lo esperaba una sorpresa muy especial.
Cuando llegaron, Mateo abrió la puerta y encontró a varios niños jugando en el salón. Eran los futuros hermanos de Mateo, quienes también habían pasado por el proceso de adopción. Todos estaban emocionados por conocer al nuevo integrante de la familia.
Mateo sonrió ampliamente y exclamó: "-¡Hermanos! ¡Tengo hermanos!". Los niños se acercaron corriendo hacia él y lo abrazaron con cariño. Desde ese momento, supo que había encontrado su lugar en el mundo.
La nueva familia vivió muchas aventuras juntos: viajaron, celebraron cumpleaños y compartieron momentos especiales. Cada día era una oportunidad para aprender algo nuevo y crecer como familia. Mateo nunca olvidó aquellos días en el hogar de acogida ni a las personas que lo cuidaron allí.
Aprendió que hay mucha gente buena dispuesta a ayudar a los demás, pero también descubrió que es posible encontrar un hogar lleno de amor y felicidad.
Y así fue cómo Mateo encontró su tan anhelada familia adoptiva, quienes siempre lo amaron con todo su corazón. Juntos demostraron que cuando hay amor sincero, cualquier sueño puede hacerse realidad.
FIN.