El sueño de Mateo


Mateo era un niño argentino apasionado por el fútbol. Para él, Lionel Messi era más que un jugador de fútbol, era su héroe y quería conocerlo en persona.

Un día, mientras estaba sentado en la plaza del barrio con sus amigos, leyó una noticia emocionante en su teléfono: Lionel Messi estaría participando de un partido benéfico en España. Mateo sabía que tenía que ir allí para ver a su ídolo.

Pero había un problema: no tenía dinero para comprar el boleto de avión y mucho menos para pagar la entrada al estadio. Desesperado por cumplir su sueño, decidió pedir ayuda a sus padres, pero ellos le dijeron que no tenían los medios para ayudarlo.

Mateo no se rindió e ideó un plan: vender limonada en la calle junto a sus amigos para recaudar suficiente dinero y poder viajar a España. Trabajaron duro durante semanas y finalmente lograron juntar lo suficiente.

Una vez en España, Mateo y sus amigos descubrieron que el estadio donde iba a ser el partido estaba muy lejos de donde se hospedaban. Sin embargo, esto no detuvo a Mateo. Decidieron caminar todo el camino hacia el estadio.

Cuando finalmente llegaron al estadio, encontraron una larga fila de personas esperando entrar. Pero Mateo no perdió la esperanza y comenzó a hablar con las personas en la cola sobre su sueño de conocer a Lionel Messi.

De repente, alguien detrás de ellos dijo: "Si realmente quieres conocerlo tanto como dices, deberías intentar entrar al campo". Era un guardia del estadio que había estado escuchando su conversación. Mateo no lo dudó y corrió hacia el campo.

Mientras corría, los guardias intentaron detenerlo, pero Mateo era rápido y logró llegar al campo. Allí vio a Lionel Messi calentando antes del partido. Se acercó rápidamente y le pidió un autógrafo.

Messi sonrió y le preguntó cómo había llegado tan cerca de él en el campo. Mateo le contó toda su historia sobre cómo vendió limonada para poder viajar a España solo para verlo jugar.

Messi se conmovió por la determinación de Mateo y decidió llevarlo al vestuario para conocer al resto del equipo. Después del partido, Lionel Messi llevó a Mateo a cenar con él y su familia.

Mateo regresó a Argentina con un corazón lleno de alegría y una historia inspiradora para contarle a sus amigos en la plaza del barrio. Aprendió que nunca hay que rendirse cuando se tiene un sueño por cumplir, ya que siempre puede haber una oportunidad inesperada esperándote en el camino hacia tu objetivo final.

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