El sueño de Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en la costa de Perú. Mateo era un niño muy curioso y le encantaba aprender cosas nuevas todos los días.
Pero, lo que más deseaba en el mundo era poder leerle historias a su abuelo enfermo. Desde pequeño, su abuelo siempre le había contado historias fascinantes sobre la vida en el mar y las aventuras que había tenido cuando era joven.
Sin embargo, desde hace algunos meses, el abuelo se encontraba enfermo y no podía hablar mucho. Mateo sabía que su abuelo extrañaba contarle historias y él quería ser capaz de hacerlo por él. Pero para eso, necesitaba aprender a leer mejor.
Un día mientras caminaba por la playa, encontró un libro abandonado entre las rocas. Era un libro grande con muchas ilustraciones hermosas y letras grandes. Mateo decidió llevárselo a casa e intentar leerlo. "Abuela, ¡mira lo que encontré! Un libro gigante".
"¡Oh! Eso es maravilloso mi amor", dijo su abuela con alegría. "Quiero aprender a leer mejor para poder contarle historias al abuelito", dijo Mateo emocionado. "Eso es una gran idea Mateíto", respondió su abuela sonriendo.
A partir de ese día, Mateo comenzó a practicar todos los días leyendo en voz alta para mejorar su habilidad de lectura. Su madre también lo ayudaba enseñándole palabras nuevas cada noche antes de dormir.
Pero no todo fue fácil para Mateo ya que se enfrentó a muchos desafíos durante sus prácticas de lectura. A veces, se frustraba al no entender algunas palabras o al tener que preguntar constantemente a su madre qué significaban.
"Mamá, esto es muy difícil", dijo Mateo un día mientras leía su libro. "No te preocupes mi amor, la práctica hace al maestro. Sigue leyendo y verás cómo cada vez te resulta más fácil", respondió su madre con cariño.
Y así fue como Mateo siguió practicando todos los días sin rendirse ante las dificultades. Poco a poco comenzó a leer mejor y su sueño de poder contarle historias a su abuelito estaba cada vez más cerca.
Un día, después de muchas semanas de práctica, Mateo decidió que era hora de intentarlo. Se acercó a la cama de su abuelito y tomó el libro que había encontrado entre las rocas. "Abuelito, ¿te gustaría escuchar una historia?", preguntó Mateo nervioso. El abuelito asintió con la cabeza sonriendo débilmente.
Mateo comenzó a leer en voz alta la primera página del libro. Le costaba un poco al principio pero pronto comenzó a sentirse más cómodo y seguro con las palabras.
A medida que avanzaba en la historia, el abuelito parecía estar cada vez más interesado en lo que estaba contando Mateo. Y cuando terminaron, el abuelito le dio un gran abrazo y le dijo:"Gracias por esa hermosa historia mi querido nieto.
¡Eres un gran narrador!" Desde ese día en adelante, Mateo siguió leyéndole historias a su abuelito todos los días antes de dormir.
Y aunque el camino para llegar allí no había sido fácil, Mateo nunca se rindió y logró cumplir su gran sueño de poder contarle historias a su abuelito enfermo.
FIN.