El sueño de Mateo



Había una vez un niño llamado Mateo, que tenía un gran sueño: convertirse en futbolista profesional. Desde muy pequeño, se pasaba horas y horas jugando al fútbol en el parque cerca de su casa.

Soñaba con ser como sus ídolos y jugar en los mejores equipos del mundo. Pero había un problema: su familia no compartía la misma pasión por el fútbol.

Sus padres creían que era solo una ilusión pasajera y preferían que se enfocara en otras actividades más —"serias"  como estudiar o tocar algún instrumento musical. Un día, Mateo decidió enfrentarse a sus padres para expresarles su deseo de ser futbolista. Se sentaron todos juntos en el comedor de la casa.

"Mamá, papá, tengo algo importante que decirles", dijo Mateo con decisión. Sus padres lo miraron con curiosidad y le pidieron que continuara. "Quiero ser futbolista profesional", afirmó Mateo con convicción.

Sus padres intercambiaron miradas preocupadas y su mamá fue la primera en hablar:"Mateo, entiendo tu entusiasmo por el fútbol, pero es necesario pensar también en tu futuro. No todos los niños logran convertirse en profesionales".

Mateo estaba triste pero no se dio por vencido:"Sé que es difícil, pero estoy dispuesto a trabajar duro para alcanzar mi sueño. Tomaré clases extra de fútbol y me esforzaré al máximo". Sus padres reflexionaron unos momentos antes de responderle:"Está bien, hijo.

Si realmente estás decidido a seguir este camino, te apoyaremos, pero también queremos que sigas estudiando y te comprometas en tus responsabilidades escolares", afirmaron sus padres. Mateo sonrió emocionado y agradecido por su comprensión. Desde ese día, se esforzó al máximo tanto en el colegio como en las prácticas de fútbol.

Pasó el tiempo y Mateo fue mejorando cada vez más. Su talento llamó la atención de un cazatalentos del club de fútbol más importante del país, quien lo invitó a hacer una prueba con ellos.

"¡Papá, mamá! Me han seleccionado para probarme en el mejor equipo del país", exclamó Mateo emocionado. Sus padres sintieron una mezcla de orgullo y preocupación:"Estamos orgullosos de ti, hijo. Pero recuerda que esto implica mucha dedicación y compromiso. No será fácil", le advirtieron.

Mateo entendió perfectamente lo que implicaba esta oportunidad única e hizo una promesa a sus padres:"No los decepcionaré, trabajaré aún más duro para alcanzar mi sueño". La prueba fue todo un desafío para Mateo.

Tuvo que enfrentarse a jugadores talentosos y demostrar todas sus habilidades durante varios días intensos de entrenamiento.

Finalmente llegó el día en que los entrenadores comunicaron los resultados: ¡Mateo había sido aceptado en el equipo! Sus padres no podían contener la emoción al escuchar la noticia. A partir de ese momento, Mateo se convirtió en un futbolista profesional joven muy prometedor. Viajaba por diferentes países representando a su equipo y cumpliendo su sueño cada día.

Pero Mateo nunca olvidó los valores que sus padres le habían inculcado. Siempre se esforzaba en el colegio y ayudaba a otros niños que también soñaban con ser futbolistas. Con el tiempo, Mateo se convirtió en un referente para muchos jóvenes futbolistas.

Les enseñaba la importancia de la perseverancia, el trabajo duro y el equilibrio entre sus sueños y sus responsabilidades. Y así, Mateo demostró que con dedicación, apoyo familiar y una buena educación, los sueños pueden hacerse realidad.

FIN.

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