El sueño de Mauricio



Había una vez un niño llamado Mauricio, quien desde muy pequeño descubrió su pasión por el teatro. Desde que vio su primera obra en el colegio, supo que quería ser actor y emocionar a las personas con sus interpretaciones.

Mauricio vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y naturaleza. Aunque no había muchas oportunidades para actuar, eso no detuvo a Mauricio en su sueño de convertirse en un gran actor.

Todos los días practicaba frente al espejo, ensayando diferentes personajes y expresiones faciales. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Mauricio se encontró con Don Carlos, el director del único teatro local.

Don Carlos era un hombre mayor pero lleno de energía y sabiduría. Al ver la determinación en los ojos de Mauricio, decidió darle una oportunidad. "¡Hola joven!" -dijo Don Carlos-. "He escuchado que quieres ser actor ¿es cierto?"Mauricio asintió emocionado.

"Pues tengo una propuesta para ti" -continuó Don Carlos-. "Estoy organizando una obra infantil para celebrar el aniversario del pueblo y me gustaría que fueras parte del elenco". Mauricio saltó de alegría y aceptó la oferta sin dudarlo.

Los ensayos comenzaron y Mauricio se entregó completamente al proceso. Aprendió sobre la importancia de la dicción, proyección de voz y expresividad corporal. Cada día mejoraba más y más, sorprendiendo a todos con su talento natural.

Sin embargo, a medida que avanzaban los ensayos surgieron algunos problemas inesperados. Uno de los actores principales se enfermó y no podría participar en la función. Don Carlos estaba preocupado, pero Mauricio le dijo:"¡No te preocupes, Don Carlos! Yo puedo interpretar ese personaje también".

Don Carlos dudó al principio, pero vio la determinación en los ojos de Mauricio y decidió darle una oportunidad. El día del estreno llegó y el teatro se llenó de niños emocionados por ver la obra.

Todos los actores estaban nerviosos, pero Mauricio estaba tranquilo. Sabía que había practicado lo suficiente y confiaba en sí mismo. La cortina se abrió y la función empezó. Mauricio brillaba en cada escena, demostrando su talento innato para actuar.

El público quedaba maravillado con su actuación y aplaudía emocionado después de cada escena. Pero entonces ocurrió algo inesperado: durante una escena crucial, uno de los decorados se cayó encima del actor principal.

La obra tuvo que detenerse mientras todos trataban de entender qué había pasado. En ese momento, Mauricio recordó algo muy importante que Don Carlos siempre les decía a todos: "El show debe continuar sin importar lo que pase".

Sin pensarlo dos veces, Mauricio tomó el papel del actor principal y retomaron la función desde donde habían dejado. Improvisando algunas líneas e interactuando con sus compañeros en el escenario, logró mantener viva la magia del espectáculo. Al finalizar la obra, el público estalló en un aplauso ensordecedor.

Todos reconocieron el esfuerzo y talento de Mauricio para salvar la función. Don Carlos se acercó a Mauricio y le dijo:"¡Increíble, Mauricio! Has demostrado que no importa qué obstáculos se presenten, siempre encontrarás una forma de seguir adelante. Eres un verdadero actor".

Mauricio sonrió con orgullo y supo en ese momento que había encontrado su verdadera pasión en la vida.

A partir de ese día, continuó actuando en muchas obras más, llevando alegría y emoción a todas las personas que tenían el privilegio de verlo actuar. Y así, Mauricio cumplió su sueño de ser un gran actor, recordando siempre que la perseverancia y la creatividad pueden superar cualquier dificultad que se presente en el camino hacia nuestros sueños.

FIN.

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