El Sueño de Niña
Una vez, en un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía una niña llamada Sofía, a quien todos conocían como Niña. Niña era una niña muy especial: tenía una inteligencia brillante y un corazón lleno de bondad. A pesar de las dificultades que había enfrentado en su vida, nunca se rendía.
Desde joven, Niña soñaba con convertirse en una gran científica. Le apasionaba observar las estrellas y preguntarse cómo funcionaba el universo. Sin embargo, la vida no siempre le había sonreído. Sus padres se separaron cuando ella tenía seis años, lo que la llevó a mudarse con su mamá a un nuevo vecindario.
Niña llegó a su nueva escuela con un poco de temor. Todo era diferente: nuevos compañeros, nuevos maestros y, sobre todo, una nueva forma de vivir. En su primera clase de matemáticas, los niños comenzaron a hacer bromas sobre ella porque era considerada "demasiado seria". Pero Niña sonrió y decidió no dejar que eso la detuviera.
-Creo que los números son como un misterio -dijo Niña en voz alta, ganando la atención de sus compañeros-. Si encontramos la solución, es como descubrir un tesoro.
Pero no todos estaban de acuerdo. Uno de sus compañeros, Lucas, se rió.
-¿Te crees Sherlock Holmes, Niña? ¡Solo son números!
Sin embargo, aunque las palabras de Lucas la hirieron un poco, Niña siguió adelante. En lugar de enojarse, se propuso demostrarle a todos que los números podían ser emocionantes. Así fue como comenzó un proyecto en su clase: cada semana, Niña presentaría un tema sobre matemáticas, en donde convertiría las lecciones en juegos. La primera semana trajo tarjetas con números y creó un juego de memoria.
-¡Esto es genial! -exclamó su compañera, Ana, después de participar.
-Es como un juego de detectives -añadió otro niño, Pablo. -Voy a invitar a mis amigos para que jueguen con nosotros.
Así, poco a poco, Niña fue convirtiendo a sus compañeros en fans de la matemática. Pero el camino no estaba exento de desafíos. Con el tiempo, la mamá de Niña se quedó sin trabajo y las cosas se volvieron aún más difíciles en casa. Una tarde, después del colegio, Niña decidió hablar con su mamá sobre lo que ocurría.
-Mamá, ¿por qué te veo preocupada? -preguntó con su voz suave.
-Sofía, estoy intentando encontrar un nuevo trabajo, pero no es fácil -respondió su mamá, suspirando. -Quizás tengamos que mudarnos de nuevo.
-
Yo quiero ayudarte, mamá. Podría ofrecer clases de matemáticas a los más chicos de la vecina.
Su mamá la miró sorprendida. -No estoy segura de si eso funcionará, pero si tú crees en ti misma, yo también.
Así, Niña decidió organizar clases en la plaza del barrio. Hizo un cartel colorido con cinco dibujos de matemáticas, y el primer sábado invitó a todos los niños. Al principio, solo llegaron tres o cuatro, pero con el tiempo la noticia se esparció.
-Por favor, ven a las clases de Niña, son muy divertidas -decía uno de sus alumnos a sus amigos.
Un día, mientras daba su clase, llegó Lucas, el niño que se había burlado de ella.
-He venido porque mis papás no saben ayudarme con la tarea -dijo con tono avergonzado.
Niña lo miró y sonrió.
-Está bien, todos aprendemos a diferentes ritmos. Mantener la mente abierta es muy importante -le respondió con dulzura.
A medida que pasaban los meses, la mamá de Niña logró un nuevo trabajo y empezaron a sentirse más seguros. Pero, a pesar de eso, lo que más feliz hacía a Niña era ver a sus compañeros aprendiendo y disfrutando la Matemática.
Finalmente, llegó el día de la feria estudiantil. Niña había preparado una exhibición sobre el espacio y los planetas, utilizando todos los juegos y disfraces que había creado para sus lecciones. Pidió a sus compañeros que se unieran para presentarlo juntos. La feria fue un éxito.
-Mirá, cómo explican, todo está tan claro -decía una madre parada al costado, mirando con orgullo a su hijo que participaba.
No solo eso, el director de la escuela incluso le propuso a Niña participar en una competencia de ciencias a nivel nacional. Niña no podía creerlo; su sueño de ser científica se acercaba.
Cuando llegó el momento de la competencia, Niña expuso su proyecto sobre los planetas y la gravedad. Al final, fue elegida como una de las ganadoras.
-Con este premio, podrías pensar en estudiar en un colegio mejor -le dijo el director mientras le entregaba un trofeo.
La alegría llenaba el rostro de Niña, pero una emoción aún más intensa la invadía.
-Gracias, pero lo más importante fue que aprendí que la felicidad está en compartir lo que uno ama hacer -respondió ella.
Así, Niña, la niña inteligente que siempre optaba por lo bueno, demostró que con dedicación y una actitud positiva, los sueños pueden hacerse realidad, y que lo más valioso es ayudar a los demás a brillar también.
FIN.