El sueño de Ñoqui
Había una vez un niño llamado Ñoqui que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Ñoqui era un apasionado del fútbol y soñaba con convertirse en el mejor jugador del mundo, al igual que su ídolo, Lionel Messi.
Ñoqui vivía con su familia, quienes lo apoyaban en su sueño y siempre estaban allí para animarlo. Sin embargo, había un problema: la familia de Ñoqui no tenía suficiente dinero para pagarle las clases de fútbol que tanto anhelaba.
Un día, mientras Ñoqui ayudaba a su abuela a hacer pasta casera, descubrió algo mágico. Al mezclar los ingredientes con mucha energía y entusiasmo, la masa comenzó a brillar intensamente.
De repente, una nube de polvo dorado envolvió toda la cocina y cuando se disipó, apareció frente a él ¡el mismísimo Lionel Messi! -¡Hola Ñoqui! -exclamó Messi-. He oído hablar de tu pasión por el fútbol y estoy aquí para concederte un deseo especial. Ñoqui no podía creerlo.
Su ídolo estaba justo delante de él. Sin pensarlo dos veces, le pidió ayuda para poder tomar clases de fútbol. Messi sonrió y sacó una varita mágica del bolsillo trasero de su pantalón.
Con un movimiento elegante, tocó los pies de Ñoqui y dijo:"A partir de ahora tus pies serán tan rápidos como los míos". En ese instante, Ñoqui sintió una extraña sensación en sus pies.
Los movió y se dio cuenta de que ahora podía correr más rápido que nunca. Estaba emocionado por comenzar sus clases de fútbol. Desde ese día, Ñoqui entrenó duro y se esforzó al máximo en cada práctica.
Su velocidad y habilidad con el balón mejoraron notablemente gracias a la magia de Messi. Unos meses después, se celebró un importante torneo de fútbol en el pueblo. Todos los equipos del lugar participaron, incluido el equipo de Ñoqui.
A pesar de ser el más joven del equipo, su destreza era evidente. -¡Vamos Ñoqui! ¡Tú puedes hacerlo! -gritaban sus padres desde la tribuna. El partido final llegó y el equipo de Ñoqui se enfrentaba al equipo más fuerte del torneo.
El marcador estaba empatado 1-1 cuando quedaban solo cinco minutos para terminar el partido. Ñoqui recibió un pase perfecto cerca del área rival. Con su velocidad y habilidad mágica, dribló a dos defensores y disparó al arco con todas sus fuerzas.
¡GOL! El estadio estalló en aplausos mientras Ñoqui corría hacia sus compañeros para celebrar. Habían ganado el torneo gracias al talento y esfuerzo del pequeño jugador. Después del partido, Messi apareció nuevamente frente a Ñoqui para felicitarlo por su gran victoria.
-Has demostrado que no importa cuántas dificultades tengas en la vida, si tienes pasión y te esfuerzas, puedes lograr tus sueños -le dijo Messi-. Recuerda siempre que la magia está en ti, Ñoqui.
Desde aquel día, Ñoqui siguió practicando y mejorando su juego. Gracias a su dedicación y amor por el fútbol, logró convertirse en un jugador destacado, inspirando a otros niños de su pueblo a seguir sus sueños.
Y así, la historia de Ñoqui y su encuentro mágico con Messi se convirtió en una leyenda que se transmitió de generación en generación, recordándonos que nunca debemos rendirnos ante los obstáculos y siempre creer en nuestra propia magia interior.
FIN.