El Sueño de Nube



Había una vez un niño llamado Lucho que vivía en un pequeño pueblito rodeado de montañas. Todos los días, Lucho miraba al cielo y soñaba con las nubes. Su mayor deseo era conocer a una nube que pudiera hablar.

Una noche, mientras Lucho dormía, tuvo un sueño mágico. En su sueño, se encontró en un prado lleno de flores y aromas dulces. Allí, se encontraba una nube brillante y suave.

"¡Hola! Soy Nube, la nube soñadora", dijo la nube con una voz tierna.

Lucho no podía creer lo que oía.

"¡Hola Nube! ¡No puedo creerlo! Siempre he querido conocerte. ¿De dónde vienes?"

"Vengo de los cielos, donde danzo con el viento. Me encanta observar a los niños jugar y soñar. Pero a veces, me siento sola. También quiero ser parte de esos sueños."

Lucho, emocionado, propuso:

"¡Podemos ser amigos! ¡Te llevaré a ver el mundo desde el suelo!"

Así, Lucho empezó a guiar a Nube. Viajaron a su escuela, donde Lucho mostró a Nube a sus amigos. Los niños miraron asombrados a la nube flotante.

"¡Wow! ¡Una nube amiga!" exclamó una niña llamada Sofía.

Al ver la alegría de sus amigos, Lucho tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos una fiesta para celebrar tu llegada?"

Nube sonrió.

"¡Sería maravilloso! Siempre quise conocer una fiesta de tierra."

Lucho y Nube comenzaron a preparar la fiesta. Hicieron decoraciones con flores y organizaron juegos. Nube, con su magia, hizo que el cielo se iluminara con colores.

El gran día llegó y todos los niños del pueblo asistieron. Rieron, jugaron y disfrutaron de la compañía de Nube. Pero, a medida que la fiesta avanzaba, Lucho notó que Nube comenzaba a desvanecerse.

"¿Por qué te vas, Nube?" preguntó preocupado Lucho.

"Querido Lucho, soy una nube, y debo regresar al cielo. No puedo permanecer en la tierra por mucho tiempo. Pero siempre estaré contigo en tus sueños."

Lucho sintió tristeza, pero recordó lo especial que había sido su tiempo juntos.

"Siempre te llevaré en mi corazón", dijo Lucho con una sonrisa.

Nube brilló con fulgor.

"Y tu sueño de volar será siempre una realidad en tu imaginación. Nunca dejes de mirar al cielo, allí estaré danzando con el viento."

A la mañana siguiente, Lucho despertó con una nueva energía. Salió corriendo al prado y miró al cielo. Las nubes flotaban en el aire, y Lucho supo que Nube siempre estaría con él, inspirándolo a soñar grandes cosas.

Desde entonces, Lucho se convirtió en un gran narrador de historias. Contó a todos sobre su amiga Nube y enseñó a los niños a soñar y a recordar que la amistad puede ser eterna, incluso a kilómetros de distancia. Cada vez que las nubes pasaban, Lucho sonreía y les decía: ‘¡Hola, Nube! ’, esperando un nuevo encuentro en sus sueños.

Y así, el niño que soñaba con las nubes se convirtió en un gran soñador, llevando en su corazón la magia de su amiga, la nube soñadora.

FIN.

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