El Sueño de Paula



Había una vez una niña llamada Paula, quien tenía un don muy especial: cada noche, en sus sueños, podía volar por el cielo y visitar la luna, los ángeles y las estrellas.

Era una experiencia mágica que siempre la llenaba de alegría. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Paula les contó sobre sus increíbles sueños. Sus amigos no podían creerlo y le pidieron que les enseñara cómo hacerlo.

Paula les explicó que todo lo que necesitaban era cerrar los ojos y creer en su corazón que podían volar. Esa misma noche, Paula invitó a sus amigos a dormir en su casa para enseñarles cómo soñar con la luna, los ángeles y las estrellas.

Juntos se acostaron en el jardín mirando al cielo estrellado y cerraron los ojos con mucha ilusión. De repente, todos se encontraron flotando en el aire. Los niños reían emocionados mientras volaban hacia la luna.

Cuando llegaron allí, se dieron cuenta de que estaba hecha de queso gigante ¡y comenzaron a comerla! Rieron sin parar mientras probaban diferentes trozos de queso lunar. Después de disfrutar del queso lunar, continuaron su aventura hacia donde se encontraban los ángeles.

Al llegar a las nubes esponjosas donde vivían los ángeles, fueron recibidos con calidez por seres alados brillantes y sonrientes. Los ángeles les mostraron cómo ayudan a cuidar del mundo enviando amor y bondad a todas las personas.

Inspirados por esta lección, los niños decidieron llevar ese amor y bondad a sus propias vidas. Prometieron ser amables con los demás y ayudar siempre que pudieran. Finalmente, llegaron al lugar donde estaban las estrellas.

Cada niño eligió una estrella para hacer su deseo. Paula deseó que todos puedan tener sueños felices y llenos de magia, mientras que sus amigos pidieron cosas como paz en el mundo, igualdad y alegría para todos.

De repente, se despertaron en el jardín de Paula. Aunque habían vuelto a la realidad, sabían que nunca olvidarían esa increíble aventura en sus sueños. A partir de ese día, Paula y sus amigos siguieron siendo personas bondadosas y generosas.

Ayudaron a otros niños en el parque y compartieron sonrisas con extraños por la calle. Y así fue como Paula enseñó a sus amigos sobre los maravillosos sueños de luna, ángeles y estrellas.

Juntos aprendieron la importancia de creer en sí mismos y compartir amor con el mundo. Desde entonces, cada noche antes de dormir, cerraban los ojos con mucha ilusión esperando visitar nuevamente la luna, los ángeles y las estrellas en sus sueños mágicos.

Y aunque no siempre lo lograban, eso no les importaba porque ya sabían que también podían encontrar magia en cada día de su vida.

FIN.

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