El sueño de Pedro Mojon
Había una vez un pequeño y valiente caracol llamado Pedro Mojon. Vivía en el hermoso jardín de la señora Rosa, rodeado de flores de todos los colores y plantas exuberantes.
Aunque era muy feliz allí, Pedro soñaba con explorar el mundo más allá del jardín. Un día, mientras se deslizaba por las hojas húmedas después de una lluvia, Pedro escuchó un ruido proveniente del otro lado del muro que rodeaba el jardín.
Intrigado, decidió investigar qué lo estaba causando. Al asomarse entre las ramas, vio a un grupo de niños jugando en un parque cercano. Sus risas llenaban el aire y sus sonrisas eran contagiosas.
Pedro sintió una envidia sana al verlos correr y saltar sin preocupaciones. Decidido a hacer nuevos amigos e ir más allá de su hogar, Pedro comenzó a trepar el muro con su caparazón adhesivo.
Fue todo un desafío para él llegar hasta arriba, pero finalmente lo logró y se encontró frente al parque lleno de diversión. "¡Vaya! ¡Qué lugar tan maravilloso!", exclamó Pedro emocionado mientras observaba a los niños jugar en los columpios y subirse a los toboganes. De repente, uno de los niños se acercó a él.
Era Martín, un niño curioso con cabello rojizo y pecas en su rostro. "¡Mira mamá! ¡Un caracol!", dijo Martín señalando hacia Pedro. La mamá sonrió amablemente mientras se acercaba.
"Hola caracolito, ¿cómo te llamas?", preguntó la mamá de Martín. Pedro Mojon se sintió un poco tímido, pero respondió con valentía:"¡Me llamo Pedro Mojon! Estoy aquí para hacer nuevos amigos y explorar el mundo fuera del jardín".
El niño Martín estaba fascinado por la determinación de Pedro y decidió llevarlo a dar un paseo por el parque. Juntos, recorrieron los senderos y descubrieron la belleza de la naturaleza que los rodeaba.
Pedro enseñó a Martín sobre las diferentes plantas y animales que encontraron en su camino. Pasaron las semanas y Pedro se volvió muy popular entre los niños del parque.
Se divirtieron mucho jugando carreras con él e incluso organizaron una competencia especial: ¡la carrera de caracoles! Pedro estaba emocionado por participar en esta carrera tan importante. Aunque era lento, sabía que podía ganar si confiaba en sí mismo y daba lo mejor de sí. El día de la carrera llegó finalmente.
Todos los niños estaban ansiosos por ver quién sería el campeón. La línea de salida fue trazada con tiza en el suelo y todos los ojos estaban puestos en Pedro Mojon.
"¡Vamos Pedro! ¡Tú puedes!", alentaron los niños mientras él comenzaba a avanzar lentamente hacia adelante. A medida que avanzaba centímetro a centímetro, Pedro no dejaba que sus pensamientos negativos lo desanimaran. Sabía que podía lograrlo si mantenía su perseverancia intacta. Para sorpresa de todos, Pedro cruzó la línea de meta en primer lugar.
Los niños estallaron en aplausos y gritos de alegría. "¡Eres el mejor, Pedro Mojon!", exclamó Martín mientras lo abrazaba con entusiasmo. Pedro estaba lleno de orgullo y felicidad.
Había demostrado que no importa cuán lento seas o cuántas dificultades encuentres en el camino, siempre puedes alcanzar tus sueños si crees en ti mismo y nunca te rindes. Desde ese día, Pedro Mojon se convirtió en un verdadero héroe para todos los niños del parque.
Su historia inspiradora se transmitió de generación en generación, recordándoles a todos que no hay límites cuando tienes valentía y determinación.
Y así fue como el pequeño caracol llamado Pedro Mojon enseñó a los niños que cada uno tiene su propio ritmo para triunfar, pero lo más importante es nunca dejar de intentarlo.
FIN.