El Sueño de Peores
Peores era un niño muy inteligente y curioso. Siempre tenía un libro en la mano o una pregunta en la cabeza. Pero había algo que lo apasionaba más que los números y las letras: ¡el fútbol! Cada tarde, después de la escuela, corría al parque a jugar con sus amigos. Sus habilidades con la pelota eran impresionantes; regateaba, driblaba y hacía pasar la pelota por debajo de las piernas de sus compañeros como si tuviera un imán en los pies.
Un día, Peores descubrió que había un torneo de fútbol en su barrio.
-No puedo esperar a que llegue el día del torneo -le dijo a su mejor amigo, Tino, mientras pateaban el balón juntos.
-Si jugás como siempre, seguro que ganamos - respondió Tino, animado.
Peores, sin embargo, comenzó a sentirse un poco nervioso. Sabía que, aunque era el mejor jugador del barrio, había otros niños de diferentes escuelas que también eran muy buenos.
A días del torneo, Peores decidió practicar aún más. Alimentaba su mente con libros sobre tácticas de fútbol en vez de solo depender de su talento. Quería conocer todas las estrategias posibles.
-¿Por qué no empezás a jugar en equipo? -le sugirió Tino un día. -Así podés aplicar lo que aprendiste de los libros.
-Suena genial, pero mi horario es muy apretado, y no estoy seguro de si soy un buen compañero de equipo -respondió Peores, algo inseguro.
-¡No digas eso! -exclamó Tino. -Podés usar tu inteligencia para ayudar al equipo a ganar. ¡Vamos, inscribite!
Finalmente, Peores se decidió. Se unió a un equipo de su escuela y empezó a entrenar con ellos. Desde el primer día, se dio cuenta de que no solo debía aportar sus habilidades individuales, sino que también tenía que aprender a trabajar en equipo.
Ese día, Peores hizo amigos nuevos, cada uno con habilidades únicas. Había uno que era muy bueno en la defensa, otro que sabía hacer goles increíbles, y una chica que tenía una gran visión de juego.
-¿Qué tal si hacemos ejercicios de estrategia? -preguntó Peores un día durante el entrenamiento. -Podríamos intentar combinar nuestras habilidades.
Los chicos lo miraron sorprendidos.
-¡Eso es genial! -dijo Marti, la chica de la visión. -Podemos crear una jugada en la que todos intervengamos. ¡Hagámoslo!
A medida que pasaban los días, el equipo comenzó a mejorar. Las ideas de Peores y su capacidad para analizar el juego ayudaron a cada uno a entender mejor sus posiciones en el campo. Pero aún sintió que le faltaba algo.
El día del torneo llegó y Peores estaba muy emocionado, pero también nervioso.
-¿Estás listo? -le preguntó Tino antes de entrar al campo.
-Un poco -respondió Peores, mirando a su equipo. -Pero tengo un plan. Juguemos como equipo y disfrutemos.
El primer partido fue complicado. Se enfrentaron a un equipo que usaba tácticas muy agresivas. Pero gracias a la estrategia que había diseñado, lograron evitar muchos de los ataques y pelearon hasta el final, ganando por 2-1.
Los partidos continuaron, y Peores se dio cuenta de que había aprendido más que solo jugar al fútbol. Había aprendido a ser un buen compañero, a escuchar las ideas de los demás y a combinar diferentes talentos para lograr un objetivo común.
Finalmente, llegaron a la final. Ambos equipos estaban muy emocionados y habían llenado el campo de amigos y familiares. Antes de empezar, Peores se reunió con su equipo.
-Recordemos todo lo que aprendimos. Independientemente del resultado, ¡esta es nuestra oportunidad de disfrutar juntos! -dijo, motivando a todos.
El partido fue intenso. Sin embargo, gracias al trabajo en equipo, y a unos invaluables consejos de estrategia, Peores y su equipo lograron ganar el torneo. Gritaron de alegría al escuchar el pitido final.
-Dijo que hay que repartirse la alegría del triunfo -sonrió Tino, abrazando a todos.
-Por fin, podemos decir que somos campeones -dijo una de las chicas, emocionada.
Peores no solo se sentía feliz por haber ganado, sino por todo lo que había aprendido en el camino.
-¡Hasta la próxima torneo! -gritó, levantando la copa, sabiendo que aún había mucho más por aprender y por disfrutar.
Ese día, Peores comprendió que la inteligencia y la pasión por el fútbol podían ir de la mano, y que trabajar en equipo era la clave para alcanzar cualquier meta. La felicidad no estaba solo en el triunfo, sino también en el proceso y en los amigos que había hecho en el camino.
FIN.