El sueño de Punky

Había una vez en un jardín encantado, una pequeña oruga llamada Punky.

A diferencia de las demás orugas, Punky no quería pasar toda su vida arrastrándose por el suelo, ella soñaba con volar alto y sentir el viento acariciando su rostro. Sin embargo, cada vez que mencionaba su sueño, las demás orugas se reían de ella. "¡Punky, las orugas no pueden volar! ¡Eso es imposible!", le decían. Pero Punky no se dio por vencida.

Decidió buscar ayuda y se acercó a la sabia mariposa Mireya. "Mireya, ¿es cierto que las orugas nunca podrán volar como las mariposas?", preguntó Punky con esperanza en sus ojos. Mireya, con una sonrisa tierna, le respondió: "Punky, el secreto para volar está dentro de ti.

Pero para descubrirlo, debes seguir tu propio camino." Con estas palabras de aliento, Punky comenzó su travesía. Se propuso aprender todo lo que pudiera sobre el vuelo.

Estudió la forma de las alas, observó atentamente a las mariposas danzar en el aire y practicó incansablemente en su propio rincón del jardín. A pesar de los desafíos y las burlas de las otras orugas, Punky no se rindió. Un día, mientras practicaba, un destello dorado llamó su atención.

Era Mireya, la sabia mariposa, que se acercaba a ella con una mirada de orgullo. "Punky, has demostrado una valentía y perseverancia excepcionales. Has descubierto el secreto para volar, que yace en tu interior.

Es hora de que el mundo conozca tu talento", le dijo Mireya emocionada. Así, con un esfuerzo final, Punky emprendió un vuelo espectacular, desafiando todas las expectativas. Las demás orugas, asombradas, aplaudieron emocionadas.

Desde ese día, Punky inspiró a las demás orugas a seguir sus propios sueños y a creer en sí mismas. Y cada vez que veía a una oruga mirando al cielo, Punky le recordaba con una sonrisa: "El secreto para volar está dentro de ti, solo debes creer en ti misma y nunca rendirte."

Y así, Punky, la oruga que soñaba con volar, se convirtió en un símbolo de valentía, perseverancia y autoconfianza en el jardín encantado.