El sueño de Renata


Renata era una niña muy especial. Desde pequeña, había demostrado un gran amor por los animales y siempre soñaba con poder curarlos si estaban enfermos o heridos.

Un día, mientras paseaba por el parque, Renata encontró a un pequeño pájaro que había caído del nido. El pobre animalito estaba lastimado y no podía volar. Renata lo tomó en sus manos con mucho cuidado y decidió llevarlo a casa para curarlo.

Al llegar a su casa, Renata preparó una caja cómoda para el pájaro con hojas secas y le dio agua y comida. Luego, buscó en internet cómo curar a un pájaro herido y siguió todos los pasos al pie de la letra.

Pasaron varios días hasta que el pájaro recuperó sus fuerzas y pudo volar nuevamente. Renata se sintió muy feliz al verlo partir hacia el cielo azul.

A partir de ese momento, Renata decidió que quería ser veterinaria cuando creciera para ayudar a todos los animales que pudiera. Pero no todo fue fácil para Renata. A medida que iba creciendo, se daba cuenta de que estudiar veterinaria era algo muy difícil e importante.

Tenía miedo de no poder cumplir su sueño por falta de capacidad o recursos económicos. "¿Qué hago si no puedo estudiar lo que quiero?" -se preguntaba angustiada-.

Un día, mientras estaba sentada en el parque pensando en su futuro incierto, escuchó una conversación entre dos señoras mayores:"Mi hijo siempre quiso ser médico pero nunca pudo hacerlo por falta de dinero. Pero se dedicó a ayudar a la gente igualmente, trabajando en una organización sin fines de lucro".

Esa frase quedó grabada en la mente de Renata y le hizo reflexionar. Si su sueño era curar animales, quizás podía hacerlo de otra forma.

Renata decidió investigar sobre organizaciones que ayudaran a los animales y encontró una que se dedica a rescatar perros y gatos abandonados. Se inscribió como voluntaria y comenzó a trabajar allí. Aprendió mucho sobre el cuidado de los animales y pudo ayudar a muchos perros y gatos necesitados.

Además, conoció a otros veterinarios que le enseñaron más sobre la profesión. Un día, mientras estaba en el refugio, llegó un perro muy enfermo que necesitaba atención inmediata. Los veterinarios estaban ocupados atendiendo otros casos urgentes y no podían verlo.

Renata no dudó ni un segundo en ofrecerse para ayudar al perro enfermo. Con lo aprendido durante sus años como voluntaria, logró curarlo poco a poco hasta que volvió a ser un perro sano y feliz.

La noticia del éxito de Renata llegó hasta las redes sociales donde muchas personas comenzaron a preguntarse quién era esa chica tan talentosa con los animales.

Un día recibió una llamada del hospital veterinario más importante del país solicitando su presencia para trabajar allí como asistente médico gracias al impacto positivo por sus acciones altruistas con los animalitos mas necesitados. Desde ese momento Renata supo que había encontrado su camino para cumplir su sueño: ayudando siempre desinteresadamente a los animales más necesitados.

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