El Sueño de Rocco



Érase una vez un perro llamado Rocco, un golden retriever de pelaje dorado y ojos brillantes. Era un perro muy juguetón y le encantaba correr por el parque, jugar a la pelota con los niños y ladrar alegremente a las mariposas. Sin embargo, había un problema: Rocco siempre tenía mucho sueño.

Cada día, cuando terminaba de jugar, se sentaba a la sombra de un árbol y cerraba sus ojos.

"Rocco, ¿no vas a jugar más?" - le preguntó Lucas, un niño que siempre venía a jugar con él.

"Es que tengo sueño, Lucas. Pasé todo el día corriendo y ahora mis patitas están cansadas" - respondió Rocco con un gran yawn.

Un día, mientras Rocco dormía bajo su árbol favorito, soñó con un mundo lleno de aventuras.

Soñó que era un perro aventurero que podía volar entre las nubes, jugar con los ángeles y correr por praderas infinitas.

De repente, se despertó asustado.

"¡Ay, qué sueño tan raro!" - exclamó. Justo en ese momento, vio un grupo de animales en apuros: un gato atrapado en un árbol, un pajarito que había caído de su nido y un erizo que se había metido en un lugar lleno de espinas.

Rocco, con el corazón latiendo de emoción, recordó que en su sueño había sido valiente y había ayudado a todos.

"¡Tengo que hacer algo!" - se dijo a sí mismo. Se estiró y comenzó a correr hacia el gato.

"¿Cómo te puedo ayudar?" - le habló con dulzura.

El gato, asustado, maulló.

"No puedo bajar, tengo miedo"

"No te preocupes, yo te ayudaré a bajar. Solo agárrate fuerte" - dijo Rocco, levantando su pata.

Con destreza, Rocco logró que el gato bajara al suelo. El pequeño felino se sintió aliviado.

"¡Gracias, Rocco! Eres muy valiente" - le dijo el gato, moviendo su cola.

Rocco continuó su aventura y llegó al nido del pajarito.

"¿Puedo ayudarte?" - preguntó con amabilidad.

"Me caí y no puedo volver a mi nido" - chirrió el pajarito.

Rocco pensó rápido y, con mucho cuidado, levantó al pajarito suavemente con su boca, llevando al pequeño al nido.

"¡Sigue volando alto!" - exclamó, mientras el pajarito se acomodaba en su lugar.

Luego, oyó a alguien quejándose. Era el erizo, atrapado entre espinas.

"¡Ayuda! No puedo salir de aquí" - decía con voz temblorosa.

"Tranquilo, amigo erizo, yo te sacaré de aquí" - aseguró Rocco.

Utilizando su cuerpo, Rocco empujó suavemente las espinas, logrando que el erizo se liberara.

"¡Soy libre! ¡Eres el mejor!" - exclamó el erizo con gratitud.

Después de toda la emoción, Rocco se sintió orgulloso y un poco cansado.

"A veces siento que tengo sueño, pero cuando ayudo a otros, me siento más despierto que nunca" - pensó.

Desde ese día, Rocco aprendió que aunque a veces tiene sueño, siempre vale la pena levantarse y ser útil. Ahora, juega durante el día, pero cada vez que siente que se duerme, se anima a ayudar a otros animales.

Y así, cada día se convierte en un pequeño héroe en su barrio, demostrando que no siempre se necesita ser grande para hacer grandes cosas.

Y aunque a veces se duerma un poco entre aventuras, Rocco sabe que siempre habrá algo emocionante que lo despertará.

Así que, aunque Rocco a veces tiene sueño, ¡siempre está listo para una aventura!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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