El Sueño de Rodrigo


, pero no sabía cómo hacer realidad su sueño. Vivía en un barrio humilde de Buenos Aires y no tenía los recursos para ir a una escuela de futbol.

Un día, mientras caminaba por la calle, vio a unos chicos jugando al futbol en un terreno baldío. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía jugar con ellos. Los chicos se rieron y le dijeron que no era lo suficientemente bueno para jugar con ellos.

Rodrigo se sintió triste y desanimado, pero decidió seguir practicando todos los días en el mismo terreno baldío. Pateaba la pelota contra la pared, hacía malabares con ella y corría hasta quedar sin aliento.

Un día, mientras estaba practicando solo, un hombre mayor se acercó a él y le preguntó qué estaba haciendo. Rodrigo le explicó que quería ser jugador de futbol y hacerle dos goles a River Plate.

El hombre sonrió y le dijo: "Yo también solía soñar con eso cuando era joven". Le contó que había sido jugador profesional durante muchos años antes de retirarse debido a una lesión.

El hombre empezó a enseñarle técnicas avanzadas de futbol, como cómo controlar la pelota con el pecho o dar pases precisos. Rodrigo estaba emocionado por las cosas nuevas que aprendía cada día. Pero un día el hombre dejó de venir al terreno baldío. Rodrigo lo buscó por todas partes pero no pudo encontrarlo.

Se sintió solo otra vez y pensó en abandonar su sueño. Pero entonces recordó todo lo que había aprendido del viejo jugador profesional. Recordaba sus palabras diciéndole: "Nunca te rindas, Rodrigo.

El futbol es un deporte difícil, pero si trabajas duro y perseveras, puedes lograr cualquier cosa". Rodrigo se levantó temprano al día siguiente y fue a buscar el terreno baldío. Cuando llegó allí, vio que los chicos con los que solía jugar estaban jugando contra otro equipo.

"¿Puedo unirme a ustedes?", preguntó Rodrigo tímidamente. Los chicos lo miraron sorprendidos al principio, pero luego aceptaron su petición. Rodrigo entró en la cancha y empezó a demostrar todo lo que había aprendido durante sus prácticas solitarias.

Hizo un pase largo hacia uno de sus compañeros de equipo quien anotó el primer gol del partido. Luego recibió un pase preciso de otro jugador y corrió hacia la portería contraria para marcar el segundo gol.

Cuando terminó el partido, todos los chicos se acercaron a él para felicitarlo por su gran actuación. "Rodrigo, eres increíble", dijo uno de ellos. "Deberías considerar ir a una escuela de futbol profesional". Rodrigo sonrió ampliamente mientras caminaba hacia casa esa noche.

Sabía que tenía mucho trabajo por hacer todavía para alcanzar su sueño de jugar en River Plate algún día, pero también sabía que nunca se rendiría.

Y así fue como Rodrigo aprendió la importancia del trabajo duro y la perseverancia en la vida.

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