El Sueño de Samuel



Samuel era un niño con una imaginación increíble. Un día, tras una tarde llena de juegos en el parque con sus amigos, decidió sentarse bajo su árbol favorito para descansar. El sol comenzaba a ocultarse y, sin darse cuenta, Samuel se quedó dormido.

En su sueño, todo parecía normal hasta que notó algo extraño: ¡tenía un celular diferente! Este no era un celular común y corriente; era un invento de la famosa científica Doña Elena, conocida por crear aparatos maravillosos. El celular brillaba con colores vibrantes y parecía tener un aura mágica.

Samuel tomó el celular y, al presionar un botón, escuchó una voz suave que decía: "¡Hola, Samuel! Soy Celulito, tu asistente inteligente. Estoy aquí para ayudarte a explorar tus sueños. ¿A dónde quieres ir primero?"

"¡Quiero ir a la Tierra de los Juguetes!" exclamó Samuel con alegría.

"¡Vamos!" respondió Celulito. En un instante, se encontraron en un lugar lleno de juguetes que cobraban vida. Muñecos fuertes, pelotas que rebotaban solas y hasta un tren que silbaba de felicidad.

"¡Hola, Samuel! ¡Bienvenido!" gritó un robot con voz metálica.

"Soy el Robotito. Aquí todos jugamos y tenemos diversión, pero a veces necesitamos ayuda. ¿Podrías ayudarnos a encontrar el juguete más perdedor de todos?"

"¿El más perdedor?" preguntó Samuel, intrigado.

El Robotito explicó que había un oso de peluche llamado Rocco que se había perdido en un laberinto lleno de bloques de colores. Todo el mundo estaba muy triste sin él, y el tiempo se estaba acabando; el laberinto sería imposible de atravesar si continuaba la oscuridad.

"No te preocupes. ¡Vamos a buscar a Rocco juntos!" dijo Samuel con determinación.

Aventurándose en el laberinto, Samuel, Celulito y el Robotito enfrentaron obstáculos como bloques que se movían, sombras que asustaban y adivinanzas dificultosas. Mientras tanto, el tiempo corría y la oscuridad comenzaba a invadir el laberinto.

Después de muchas risas y algunos sustos, Samuel empezó a notar algo peculiar. El celular comenzó a vibrar

"¿Qué pasa, Celulito?" preguntó asustado.

"Los juguetes no están siguiendo el plan de su inventor. Tienen que unirse y trabajar juntos para salirse del laberinto. ¡Si uno de ellos falla, todos están en peligro!"

Samuel comprendió. Así que decidió reunir a todos los juguetes.

"¡Amigos, necesitamos trabajar como un equipo! Si todos empujamos los bloques juntos, podemos hacer un camino por donde salir. ¿Quién se anima?"

Todos los juguetes levantaron sus manos y comenzaron a empujar los bloques de colores. Con la fuerza de la amistad, lograron crear un camino.

"¡Allá está Rocco!" gritaron todos al unísono cuando vieron al osito atrapado entre los bloques.

Con entusiasmo, Samuel se acercó a Rocco y lo abrazó.

"¡Lo encontramos! Estamos todos juntos otra vez. ¡Ahora a salir de aquí!"

Y en un abrir y cerrar de ojos, todos lograron salir del laberinto. Rocco fue recibido con aplausos, y los juguetes decidieron hacer una gran fiesta para celebrar su amistad.

"Bravo, Samuel!" dijo el Robotito emocionado.

"Sin tu valentía y liderazgo, todavía estaríamos atrapados. ¡Eres un verdadero héroe!"

Samuel sintió una gran alegría en su corazón, mientras el sol comenzaba a salir en su mundo real. Era hora de despertar.

Cuando abrió los ojos, recordó cómo había ayudado a los juguetes y lo importante que era trabajar en equipo. El celular especial aún estaba en su mano, y con una sonrisa, prometió que siempre llevaría en su corazón la aventura que había vivido en sus sueños.

Al salir a jugar con sus amigos, les contó lo que había vivido.

"Chicos, ¿y si hacemos un juego en equipos? Todos podemos ser héroes cuando trabajamos juntos. ¿Quién se suma?"

y todos coincidieron levantando la mano.

Samuel aprendió que la amistad y el trabajo en equipo son el mejor regalo que uno puede tener, ya sea en sueños o en la realidad, y que cada día es una aventura que merece ser vivida con alegría y unión.

FIN.

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