El Sueño de Shayred Sofia
En un pequeño barrio, lleno de risas y juegos, vivía una niña hermosa llamada Shayred Sofia. Su piel brillaba como el sol y su sonrisa iluminaba el día de todos. Shayred tenía 12 años y una familia que la adoraba. Su mamá, Karina, siempre decía: "Sofia, sos mi razón de ser. Te amo más que a nada en este mundo."-. Y su papá, Alejandro, la miraba con ojos llenos de orgullo y respondía: "Y yo te quiero más que a todas las estrellas del cielo."- Ambos la apoyaban en su sueño de convertirse en doctora, un deseo que nació cuando accidentalmente ayudó a un compañero en la escuela que se había lastimado en un juego.
Esa tarde, mientras jugaban en el parque, Shayred se acercó a su segundo papá, Papi Guille, quien estaba bajo un árbol leyendo un libro.
"Papi Guille, quiero ser doctora cuando sea grande. Quiero ayudar a las personas", le dijo con entusiasmo.
"Es un hermoso sueño, mi amor. Pero, ¿sabes qué es lo que más se necesita para ser doctora?"- preguntó Guille, levantando la vista de su libro.
"¿Qué?"- preguntó Shayred, interesada.
"Paciencia y dedicación. Tienes que estudiar mucho. Pero también es importante tener empatía, porque a veces la medicina no solo consiste en curar el cuerpo, sino también en escuchar el corazón de las personas."- respondió Papi Guille.
Shayred sonrió, pensando en todas las formas en que podría ayudar a la gente. Esa noche, cuando se preparaba para dormir, decidió que al día siguiente comenzaría a preguntar a sus padres sobre cosas que le gustaría aprender más.
Al día siguiente en el colegio, Shayred decidió hacer un proyecto sobre la salud. Se acercó a su maestra, la señora Beatriz, que siempre la motivaba.
"Señora Beatriz, quiero hacer un proyecto sobre cómo cuidar nuestra salud. ¿Podría ayudarme?"-
"Claro, Shayred. Es un tema muy importante. Haremos que todos en la clase aprendan un poquito más sobre ello. Una doctora en potencia, ¡qué emocionante!"-
Las semanas pasaron y Shayred se adentró en el mundo de la medicina. Aprendió sobre alimentos saludables, la importancia de la higiene y cómo una sonrisa puede ser el mejor remedio. Cuando presentó su proyecto, todos quedaron maravillados.
"No me siento como una doctora, pero me siento bien al ayudar a otros a estar sanos"-, dijo a sus amigos después de la presentación.
Esa tarde, Shayred decidió contarle a sus padres lo emocionada que estaba con su proyecto.
"Mamá, papá, hice un proyecto sobre salud y aprendí cosas asombrosas. ¡Estoy más segura que nunca de que quiero ser doctora!"- exclamó.
Karina y Alejandro aplaudieron mientras Papi Guille decía: "Sabía que tenías algo especial en tu corazón, hija. Nunca dejes de soñar."-
Con el tiempo, Shayred se volvió conocida en el barrio por ser la niña más cariñosa y solidaria. Ayudaba a sus amigos cuando se sentían tristes y compartía su conocimiento sobre la salud con todos.
Un día, mientras paseaba por el barrio, vio a un niño sentado en una banca con un rasguño en la rodilla. Se acercó rápidamente.
"Hola, pequeño. ¿Te duele la rodilla?"- le preguntó con ternura.
"Sí, pero no es grave", respondió el chico.
"Claro que no, pero deberías desinfectarlo. Vamos, te ayudo"-, dijo Shayred mientras sacaba de su mochila un pequeño kit de primeros auxilios que siempre llevaba. Después de curar al niño, él sonrió y le dio las gracias.
"¡Eres como una doctora!"- exclamó.
Shayred sonrió. Aquel día comprendió que la empatía y la dedicación eran importantes para alcanzar su sueño. Con esa motivación, decidió que continuaría estudiando y aprendiendo, porque cada pequeño gesto podría marcar la diferencia en la vida de alguien.
Y así, Shayed Sofia siguió soñando y creciendo, con amor y apoyo, lista para convertirse en la doctora que siempre había querido ser. Porque sabía que para sanar no solo se necesitaba conocimiento, sino también un gran corazón.
FIN.