El sueño de Simón


Había una vez un niño llamado Simón, que tenía una gran pasión por el fútbol. Pasaba horas jugando en la plaza con sus amigos y soñaba con convertirse en un jugador profesional algún día.

Un día, mientras estaba jugando al fútbol con sus amigos, se acercó a ellos un hombre mayor que les preguntó si querían jugar un partido amistoso contra su equipo. Los niños aceptaron emocionados y comenzaron a jugar.

El equipo del hombre mayor era muy bueno y parecía imbatible. Pero Simón no se rindió y continuó luchando hasta que logró marcar el gol de la victoria para su equipo.

El hombre mayor se acercó a él después del partido y le dijo:-¡Eres un jugador increíble! Me impresionaste mucho con tu determinación y habilidad. Si sigues entrenando duro, seguro llegarás muy lejos en el mundo del fútbol.

Simón estaba emocionado por las palabras del hombre mayor y decidió tomarlas como inspiración para seguir practicando cada día más duro. Sin embargo, no todo fue fácil para Simón. A veces, sus estudios o responsabilidades familiares lo alejaban de su pasión por el fútbol.

Pero siempre encontraba la manera de volver a jugar e incluso mejoraba cada vez más. Un día, cuando ya había cumplido 15 años, recibió una invitación para probarse en las inferiores de uno de los equipos más grandes del país.

Estaba nervioso pero decidido a dar lo mejor de sí mismo en la prueba. Después de varias semanas de entrenamiento intenso, finalmente llegó el momento decisivo: el partido amistoso donde demostraría todo lo que había aprendido.

Simón jugó como nunca antes, mostrando su habilidad y determinación en cada jugada. Al final del partido, el entrenador se acercó a él y le dijo:-¡Felicidades! Has demostrado ser un jugador muy talentoso y comprometido. Queremos ofrecerte un lugar en nuestro equipo de inferiores. Simón no podía creerlo.

Había logrado cumplir su sueño gracias a su pasión, esfuerzo y dedicación. Desde ese día, Simón siguió entrenando duro para mejorar cada vez más y llegar al primer equipo del club.

Pero nunca olvidaría la importancia de perseverar en sus sueños y luchar por ellos con determinación, tal como el hombre mayor le había enseñado años atrás.

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