El sueño de Simón
Había una vez un niño llamado Simón Bolívar, quien soñaba con la libertad y la igualdad para todos los habitantes de su querida Iberoamérica.
Desde muy pequeño, Simón mostró un gran coraje y valentía, y siempre se preguntaba cómo podría ayudar a liberar a los países que estaban bajo el dominio de colonias extranjeras. Un día, mientras caminaba por el campo, Simón encontró un misterioso portal en medio del bosque.
Sin pensarlo dos veces, decidió atravesarlo y descubrir qué había al otro lado. Para su sorpresa, llegó a un lugar mágico donde había una hermosa maga bondadosa esperándolo.
La maga le dijo a Simón que había estado esperando su llegada porque sabía que él sería el héroe que Iberoamérica necesitaba. Además, le presentó a Dragonfly, una libélula gigantesca con poderes especiales que estaría junto a él en todas sus aventuras. Simón se sintió emocionado y listo para comenzar su misión.
La maga le explicó que para liberar los países iberoamericanos debían despertar el espíritu de lucha en cada uno de ellos.
Y para lograrlo, Rodríguez, el maestro de Simón en su infancia, tenía una idea genial: pintar piedras de colores con las banderas de cada país. Sin perder tiempo, Simón y Dragonfly partieron hacia Venezuela para comenzar su tarea. Pintaron piedras rojas, azules y amarillas con mucho amor y dedicación.
Luego las esparcieron por todo el país como símbolo de libertad y esperanza. Pero no todo fue tan fácil como parecía. En su camino, Simón y Dragonfly se encontraron con muchos obstáculos. Algunos gobernantes corruptos intentaban detenerlos, pero ellos no se rindieron.
Utilizando la inteligencia y el coraje que los caracterizaba, lograron superar cada dificultad. A medida que avanzaban en su misión, más personas comenzaron a unirse a ellos. Juntos, formaron un ejército de valientes guerreros dispuestos a luchar por la libertad de sus países.
Con las piedras pintadas como estandarte, marcharon hacia la victoria. Simón Bolívar y su ejército recorrieron toda Iberoamérica liberando país tras país.
Cada vez que pintaban una nueva piedra, el espíritu de lucha se encendía en los corazones de las personas y aumentaba la fuerza para seguir adelante. Finalmente, después de muchas batallas y sacrificios, todos los países iberoamericanos lograron su anhelada independencia. La maga bondadosa felicitó a Simón Bolívar por su valentía y determinación.
Y Dragonfly volvió a ser una libélula común para disfrutar del nuevo mundo libre junto a sus amigos.
Desde aquel día, Simón Bolívar pasó a ser recordado como El Libertador de Iberoamérica, un héroe cuyo coraje e ideales inspiran hasta el día de hoy a todas las generaciones venideras. Y así termina esta historia llena de aventuras y enseñanzas sobre la importancia de luchar por nuestros sueños y nunca rendirnos frente a las adversidades.
Porque, como Simón Bolívar nos enseñó, la libertad y la igualdad son derechos inalienables que todos debemos defender.
FIN.