El sueño de Sofía
Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en un barrio lleno de colores, risas y aventuras. Sofía era una niña muy alegre, siempre sonriendo y con una chispa en sus ojos. Desde pequeña, soñaba con tener poderes mágicos que le permitieran viajar por el mundo y conocer lugares maravillosos.
Un día, mientras exploraba el parque cercano a su casa, Sofía se topó con un viejo libro escondido bajo un árbol gigante. Era un libro cubierto de polvo y telarañas, pero al abrirlo, sus páginas brillaron con colores vivos.
"¡Guau!" - exclamó Sofía, asombrada. "¿Qué es esto?"
En la portada del libro decía: "Hechizos para aprender a soñar". Sofía empezó a leerlo y descubrió que cada hechizo requería imaginación, creatividad y confianza en uno mismo. Así que decidió intentar uno de ellos.
"Voy a invocar un poder para volar" - dijo Sofía, emocionada.
Con los ojos cerrados, comenzó a decir las palabras mágicas del hechizo. Pero para su sorpresa, en lugar de volar, se sintió un poco desorientada. Tras un pequeño momento, comenzó a ver que su imaginación la estaba llevando a lugares insólitos. De pronto, se encontró en una playa de arena dorada, frente a un mar azul brillante.
"¡Esto es increíble!" - gritó Sofía, corriendo por la orilla, sintiendo la libertad del mundo a su alrededor.
Sin embargo, al poco tiempo, Sofía se dio cuenta de que no podía volver a casa. Se sentó en la arena y empezó a pensar.
"Si tan solo tuviera un mapa mágico para regresar" - murmuró.
Justo en ese instante, se apareció un loro multicolor, que parecía saber lo que Sofía sentía.
"¡Hola! Soy Lolo, el loro viajero. ¿Buscas volver a casa?" - le preguntó.
Sofía asintió con la cabeza. "Sí, pero no sé cómo. Intenté volar, pero..."
Lolo la interrumpió con una sonrisa. "No te preocupes, Sofía. A veces, los sueños no van como uno espera. Pero podemos encontrar una forma juntos. Necesitamos encontrar las estrellas del coraje y la amistad, que están escondidas en este mundo."
Lolo y Sofía empezaron a buscar. Juntos cruzaron puentes de arcoíris, escalaron montañas de caramelos y nadaron en ríos de gelatina. En cada aventura, Sofía aprendió algo nuevo sobre ella misma y lo poderosa que era su imaginación. Cada vez que superaban un pequeño desafío, una estrella brillaba más intensamente.
Un día, mientras recolectaban estrellas, Lolo le dijo:
"Sofía, recuerda que no necesitas poderes mágicos para hacer grandes cosas. Tu alegría y valentía son tus verdaderos poderes."
Con esas palabras en el corazón, Sofía se sintió más fuerte y decidida. Al juntar todas las estrellas, el cielo se iluminó y formó un camino hacia casa. Sofía le agradeció a Lolo por la aventura y por enseñarle sobre la amistad.
"¡Nunca me olvidaré de esto!" - exclamó Sofía mientras saltaba de felicidad. "Tuve que aprender a confiar en mí misma. ¡Eso es lo más importante!"
Con una gran sonrisa, Sofía caminó por el camino de estrellas. Al llegar a casa, se sintió llena de alegría.
Desde ese día, Sofía entendió que aunque no tenía poderes mágicos, su imaginación y su espíritu aventurero eran más que suficientes para hacer su vida una gran aventura. A partir de ese momento, Sofía compartió sus historias y sueños con todos sus amigos, y juntos comenzaron a crear sus propias aventuras, aprendiendo que los verdaderos viajes están dentro de nosotros.
Y así, cada noche antes de irse a dormir, Sofía soñaba con nuevas aventuras, sabiendo que la magia de la amistad, la creatividad y su valentía jamás la abandonarían.
FIN.