El Sueño de Sol



Había una vez una niña llamada Sol que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos y montañas. Desde muy chiquita, Sol soñaba con ser doctora. Pasaba horas leyendo libros sobre medicina, curando a sus muñecas y ayudando a su abuelo, que siempre le decía:

"Conocer el cuerpo humano es conocer el poder de ayudar a otros, Sol."

Sol se imaginaba vestida con un uniforme blanco y un estetoscopio en su cuello, atendiendo a los enfermos y haciéndoles sentir mejor.

Un día, mientras exploraba el desván de su casa, Sol encontró un viejo libro que pertenecía a su bisabuelo, un conocido granjero de la región. En sus páginas, descubrió un montón de secretos sobre la naturaleza y el cuidado de las plantas y animales.

"¡Qué interesante!" pensó Sol.

Pasaron los meses y Sol terminó la escuela primaria. Su sueño de ser doctora seguía creciendo, pero también su curiosidad por la vida en el campo. Un día, su madre le dijo:

"Sol, este verano vamos a ayudar a tu tío en la granja. Podrás aprender mucho sobre el cultivo y los animales. ¿Te gustaría?"

Sol dudó un poco, pero finalmente aceptó. Cuando llegó a la granja, todo era nuevo y emocionante.

"¡Mirá esos patos!" exclamó al verlos nadando en el estanque.

"Y esos son los caballos, Sol. Vení, te enseñaré a cuidarlos," le dijo su tío.

A medida que pasaban los días, Sol aprendió a ordeñar vacas, plantar semillas y cuidar de los cultivos. Se dio cuenta de que trabajar la tierra era igual de gratificante que ayudar a las personas. ¡Cómo adoraba ver cómo crecía una planta que ella misma había sembrado!

Un día, mientras regaban los surcos, notó que una de las vacas estaba teniendo problemas.

"¡Tío! ¡Creo que la vaca no se siente bien!"

"Tenés razón, Sol. Vamos a ayudarla."

Sol se recordó a sí misma como una pequeña doctora, con todo su conocimiento, y ayudó a su tío a calmar a la vaca hasta que finalmente pudo recuperarse.

"¡Lo lograste, Sol! Tenés un don para esto también," le dijo su tío con orgullo.

De repente, Sol se dio cuenta.

"¡Puedo ser doctora para las plantas y los animales!" exclamó.

Así que, al volver a la escuela, Sol decidió que quería ser veterinaria.

"Pero... aún puedo ayudar a las personas, ¿verdad?" preguntó a su mamá.

"Por supuesto, Sol. La salud de los animales también es importante para la salud de las personas. Podés hacer ambas cosas. Tu amor por ayudar a otros puede traspasar fronteras."

Sol se sintió feliz y emocionada. Cuando llegó el día de graduarse, no llevaba una bata blanca, pero sí una sonrisa enorme.

"¡Mirá, abuelo! Soy veterinaria para cuidar a nuestros amigos peluditos y a las plantas que nos dan vida.

La vida le había llevado por un camino inesperado, pero Sol entendió que cada experiencia, cada clase y cada verano en la granja la habían preparado para cumplir su verdadero sueño.

Y así fue como Sol se convirtió en una gran veterinaria, la más querida del pueblo, ayudando tanto a los animales como a las personas.

El sueño de ser doctora se transformó, pero nunca se extinguió. Y cada vez que ayudaba a un animal, lo hacía con el mismo corazón que cuando soñaba con ser médica.

Fin.

FIN.

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