El sueño de Tiziano



Tiziano era un niño muy activo y siempre lleno de energía. Pero esa noche, algo había cambiado. Estaba cansado y listo para dormir temprano.

Se puso su pijama favorito de rayas azules y se metió bajo las cálidas sábanas de su cama. "Mamá, ¿puedes contarme una historia antes de dormir?", preguntó Tiziano con voz somnolienta. "¡Claro, mi amor!", respondió su mamá mientras se sentaba al lado de la cama.

"Había una vez un pequeño elefante llamado Trunky que vivía en la selva". Tiziano cerró los ojos y comenzó a imaginar al elefantito en medio del bosque. "Un día, Trunky decidió explorar más allá de los límites de la selva", continuó mamá.

"Caminó y caminó hasta que llegó a un río profundo". Trunky miraba el agua correr rápida y pensaba cómo cruzarlo sin mojarse. De repente, vio una tortuga nadando cerca.

"-¡Hola tortuguita! ¿Puedes ayudarme a cruzar el río sin mojarme?", preguntó Trunky con entusiasmo. "-Claro que sí, pequeño elefante", respondió la tortuga amablemente. "-Súbete a mi espalda y te llevaré al otro lado". Trunky subió sobre la espalda de la tortuga y juntos cruzaron el río sin problemas.

Al llegar al otro lado, Trunky le dio las gracias a su nueva amiga antes de seguir explorando. Mientras escuchaba esta parte de la historia, Tiziano se sentía cada vez más relajado y soñoliento.

Pero su mamá continuó con una nueva sorpresa. "Y así, Trunky encontró un hermoso árbol lleno de frutas jugosas", narró mamá. "Se acercó a ellas, pero había un problema: estaban demasiado altas para que las alcanzara".

Trunky miraba el árbol con tristeza, cuando de repente escuchó un ruido proveniente del cielo. Era una jirafa llamada Gigi que estaba comiendo hojas en las ramas más altas. "-¡Hola Gigi! ¿Puedes ayudarme a llegar a esas deliciosas frutas?", preguntó Trunky emocionado.

"-Claro que sí, pequeño elefante", respondió la jirafa sonriendo. "-Sube a mi largo cuello y podrás comer todas las frutas que quieras". Trunky trepó por el cuello de Gigi y disfrutó de una abundante merienda bajo la sombra del árbol.

Tiziano ya casi estaba dormido, pero su mamá quería terminar la historia con un último giro interesante. "Después de haber cruzado el río y comer muchas frutas deliciosas, Trunky se dio cuenta de algo importante", dijo mamá en voz baja.

"Aunque él era pequeño e indefenso, siempre habría alguien dispuesto a ayudarlo". Tiziano sonrió mientras se sumergía en un dulce sueño. Soñaba con aventuras junto a sus nuevos amigos animales y aprendiendo lecciones valiosas sobre amistad y ayuda mutua.

Desde esa noche, Tiziano aprendió que no importa cuán cansado o pequeño se sienta, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarlo.

Y así, cada noche antes de dormir, Tiziano imaginaba nuevas aventuras y nuevos amigos que lo acompañaban hasta el mundo de los sueños.

FIN.

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