El Sueño de Tomás



Tomás era un niño de 10 años que vivía en una hermosa casa de ensueños en un barrio tranquilo. La casa tenía un gran jardín con flores de todos los colores y un arbolito de manzana que él cuidaba con esmero. Pero lo que más le emocionaba a Tomás era el pequeño campo de fútbol que sus padres había construido en el fondo, donde pasaba la mayor parte de su tiempo.

Un día soleado, mientras Tomás practicaba sus trucos con el balón, su amigo Lucas apareció correteando.

"¡Tomás! ¿Jugamos un partido en el jardín?" - dijo Lucas, con una sonrisa que le iluminaba el rostro.

"¡Sí, vamos!" - respondió Tomás, emocionado.

Ambos se lanzaron a la cancha improvisada, dibujada a golpes de fe y pasión, donde los arcos eran la base de dos viejas sillas de jardín. Se pasaban el balón, hacían goles y reían, olvidándose del mundo que los rodeaba. El fútbol era su forma de volar, de soñar.

Un rato más tarde, mientras tomaban un descanso, Lucas le dijo a Tomás:

"¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?"

"¡Quiero ser futbolista!" - exclamó Tomás, con los ojos brillantes de emoción. "Voy a jugar en la selección y darles a todos una razón para aplaudirme."

"¡Eso es genial! Pero, ¿sabés lo que también se necesita?" - preguntó Lucas, curioso.

"¿Qué?" - inquirió Tomás, con un poco de duda.

"Disciplina, trabajar duro y no rendirte nunca. No es solo cuestión de jugar, ¡hay que entrenar!" - respondió Lucas con seriedad.

Tomás reflexionó sobre lo que le dijo su amigo. A partir de ese día, decidió que se iba a dedicar en serio a entrenar. Se levantaba temprano para practicar antes de que el sol asomara, corría alrededor del jardín y practicaba tiros al arco. A veces, sus padres lo miraban desde la ventana, orgullosos de su dedicación.

Unos meses después, el pueblo se preparaba para un torneo de fútbol infantil. Tomás soñaba con participar, pero también tenía miedo. ¿Y si no era lo suficientemente bueno?

Un día, mientras entrenaba solo, su mamá salió al jardín y se sentó con él.

"Tomás, ¿por qué tan pensativo?" - le preguntó, acariciándole el pelo.

"Tengo miedo de no ser bueno en el torneo, mamá. ¿Y si me sale mal?"

"Escuchame, hijo. Lo más importante no es ganar, sino disfrutar del juego y esforzarte. Siempre habrá tiempo para mejorar, pero si no te lanzás, nunca lo sabrás."

Esa noche, Tomás se acostó con una mezcla de nervios y emoción. En su mente, esbozaba distintos escenarios, algunos donde ganaba y otros donde fracasaba, pero se prometió a sí mismo que iba a dar lo mejor de sí.

Finalmente llegó el día del torneo. Los equipos estaban listos para jugar, y Tomás se sentía como un verdadero héroe. A medida que avanzaba el torneo, los partidos eran cada vez más emocionantes. Tomás luchó en cada uno de ellos y, a pesar de que su equipo no llegó a la final, cada pase, cada gol y cada caída lo hicieron sentir más fuerte y lleno de alegría.

Al final del torneo, el director del evento se acercó a Tomás.

"¡Felicidades, pequeño! Tu esfuerzo y dedicación no han pasado desapercibidos. Te hemos seleccionado para un equipo de fútbol que entrena aquí cerca. ¿Te gustaría unirte?" - preguntó con una sonrisa.

"¡Sí, claro!" - respondió Tomás, con el corazón latiendo con fuerza.

Desde ese día, Tomás no solo se convirtió en un mejor futbolista, sino también en un gran amigo y compañero, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Aprendió que el camino hacia sus sueños no era solo por ser el mejor en el campo, sino por disfrutar cada momento, cada entreno y cada partida.

Al final del año, Tomás se dio cuenta de que no solo había crecido como futbolista, sino también como persona. Su casa de ensueños, con el jardín y el campo de fútbol, se convirtió en el escenario perfecto donde él, su familia y sus amigos podían seguir soñando juntos, porque los sueños se construyen jugando, trabajando y, sobre todo, disfrutando.

Y así, mientras la luna iluminaba el cielo, Tomás sonreía, ya no solo como un niño que quería ser futbolista, sino como un niño que había aprendido a luchar por sus sueños y disfrutar de la vida.

Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!