El sueño de Tomás


Había una vez un niño llamado Tomás que desde pequeño soñaba con ser como su padre, quien era un valiente bombero.

Todos los días, Tomás se vestía con el uniforme de su padre y jugaba a apagar incendios en su casa o salvar gatitos imaginarios de los árboles. Un día, mientras paseaba por la calle con su madre, vio una casa en llamas. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia allí para ayudar.

La gente le decía que se alejara porque era peligroso, pero Tomás estaba decidido a hacer algo. Cuando llegó al lugar del incendio, vio que había algunas personas atrapadas dentro de la casa.

Sin pensarlo dos veces, Tomás trepó por la ventana y comenzó a sacar a las personas de allí. Gracias a su valentía y determinación, logró salvar la vida de varias personas.

Al llegar a casa esa noche, Tomás estaba emocionado y feliz por haber ayudado a salvar vidas como lo hacía su padre todos los días. Le contó todo lo ocurrido a su familia y amigos con gran entusiasmo.

Pero al día siguiente cuando fue al colegio descubrió que algunos compañeros se burlaban de él diciendo que no había hecho nada importante; incluso algunos dijeron que solo quería llamar la atención. Tomás se sintió muy triste e inseguro después de escuchar esas palabras crueles.

Pero decidió no dejarse llevar por esos comentarios negativos y siguió adelante con sus sueños. Pasaron varios años y Tomás finalmente cumplió sus sueños: se convirtió en bombero como siempre quiso ser.

Y no solo eso, también se convirtió en un héroe para su ciudad, salvando vidas y ayudando a las personas en situaciones de emergencia. Un día, mientras estaba trabajando en el cuartel de bomberos, recibió una llamada de emergencia. Era un incendio en la misma casa donde había salvado a las personas años atrás.

Tomás corrió hacia allí junto a sus compañeros y juntos lograron apagar el fuego y salvar a todas las personas que estaban dentro. Al salir del lugar del incendio, Tomás se encontró con uno de sus viejos compañeros de colegio que ahora era periodista.

El compañero le preguntó cómo se sentía al haber salvado nuevamente la vida de esas personas y Tomás respondió:"- Me siento feliz por haber podido ayudarlos.

Pero lo más importante es que aprendí que no importa lo que los demás piensen o digan sobre ti. Lo importante es creer en ti mismo y seguir adelante con tus sueños.

"Desde ese día, Tomás se convirtió en un ejemplo para muchos niños y jóvenes que admiraban su valentía, determinación y perseverancia para cumplir sus sueños. Y así demostró que nunca debemos dejar de creer en nosotros mismos y trabajar duro para lograr nuestras metas.

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