El sueño de Trabaldito
En un pequeño pueblo llamado Trabajolandia, vivía un niño llamado Trabaldito. Desde pequeño, Trabaldito soñaba con convertirse en el mejor constructor de su tierra. Todos los días, al levantarse, repetía para sí mismo: 'Sueño, trabajo, tiempo, corregir, poco'. Sabía que si quería alcanzar su sueño, debía esforzarse, ser perseverante y estar dispuesto a mejorar cada día un poco más.
Un día, Trabaldito decidió que estaba listo para comenzar a construir su primer puente. Con mucha dedicación y esfuerzo, pasaba cada hora trabajando en su proyecto. Sin embargo, poco tiempo después de haber comenzado, se dio cuenta de que había cometido un error en los cálculos. El puente no se sostenía como él esperaba.
Desanimado, Trabaldito se sentó a descansar a la orilla del río, reflexionando sobre cómo corregir su error. Fue entonces que apareció ante él un viejo constructor, quien al escuchar su historia le dijo: 'Sueño, trabajo, tiempo, corregir, poco... así es como se construyen los sueños, pequeño. No te desanimes por un tropiezo, es parte del camino'. Con sus sabias palabras, el viejo constructor le dio ánimo a Trabaldito para no abandonar su sueño y seguir adelante.
Animado por las palabras del anciano, Trabaldito siguió trabajando en su puente, aprendiendo de sus errores y corrigiendo cada paso que no había sido el adecuado. Con mucho esfuerzo y dedicación, finalmente logró construir un puente sólido y seguro, que sería de gran utilidad para su pueblo.
Trabaldito se convirtió en el mejor constructor de Trabajolandia, no solo por su habilidad, sino por su determinación y persistencia en seguir adelante a pesar de los obstáculos. Desde entonces, cada vez que un joven constructor se acercaba a él en busca de consejo, Trabaldito le transmitía la misma enseñanza que el viejo constructor le había dado a él: 'Sueño, trabajo, tiempo, corregir, poco... nunca dejes que un error te detenga, siempre hay una forma de seguir adelante hacia tu sueño'.
FIN.