El sueño de Valentina
Valentina era una niña curiosa y soñadora. Desde pequeña, siempre miraba las estrellas y se preguntaba cómo estaban hechas. Su sueño era convertirse en científica y descubrir los secretos del universo. Cada noche, se acomodaba en su ventana y observaba el cielo con su pequeño telescopio, anotando todo lo que veía en su cuaderno. Pero había un pequeño gran problema: sus padres no estaban de acuerdo con su sueño.
"Valentina, ¿por qué no piensas en algo más práctico?" - le decía su mamá, mientras le preparaba la merienda.
"Sí, Valen. Lo mejor es que te concentres en algo que te dé un trabajo seguro" - añadía su papá, con un tono serio.
Valentina se sentía un poco triste, pero su pasión por la ciencia la mantenía motivada. Continuaba investigando el espacio en su tiempo libre. Un día, su maestra de ciencias, la señorita Ana, notó su entusiasmo y decidió hacer algo al respecto.
"Valentina, he visto lo mucho que te interesa la ciencia. Hay un concurso de ciencia para jóvenes inventores en el colegio. Te animo a que participes" - le sugirió la señorita Ana, con una sonrisa.
Valentina se emocionó mucho y, a pesar de la falta de apoyo en casa, decidió inscribirse. Se le ocurrió inventar un dispositivo que ayudará a los astronautas a reciclar agua en el espacio. Pasaba horas en su habitación investigando, dibujando y probando diferentes ideas.
Una semana antes del concurso, Valentina estaba casi lista, pero dudaba de su proyecto. En un momento de inseguridad, bajó a la cocina donde sus padres estaban conversando.
"¿Valentina, todo bien?" - le preguntó su mamá, mientras servía la cena.
"No sé si mi invento servirá..." - respondió ella, con la cabeza gacha.
Su papá miró a Valentina, y después de un momento de silencio, dijo:
"¿Y si no sirve? Lo importante es que has aprendido mucho en el camino".
Valentina sonrió un poco, sintiendo que su papá no la estaba juzgando. Decidió seguir adelante. El día del concurso llegó, y aunque estaba nerviosa, puso en práctica todo lo que había aprendido. Cuando llegó su turno, presentó su invento con claridad y confianza:
"Este es mi reciclador de agua. Se utiliza para purificar el agua en el espacio, y asegura que los astronautas tengan agua potable".
El jurado se mostró sorprendido por la creatividad y el esfuerzo que había puesto en su proyecto. Al finalizar, pidieron a los concursantes que esperaran un momento mientras deliberaban. Valentina casi no podía respirar. Ella estaba feliz de haber participado; sentía que ya había ganado al desafiarse a sí misma.
Finalmente, el jurado salió al escenario con una gran sonrisa.
"El ganador del concurso de jóvenes inventores es... Valentina!" ¡La sala estalló en aplausos! Valentina no podía creerlo; sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad.
Al terminar la ceremonia, se acercó al jurado y les preguntó:
"¿Por qué eligieron mi proyecto?"
"Porque no solo era innovador, sino que también presentaste toda tu investigación con pasión y claridad. Eso es lo que buscamos en un científico" - respondieron con amabilidad.
Cuando Valentina volvió a casa, sus padres la esperaban en la puerta con carteles hechos por ellos, que decían: "FELICITACIONES, VALENTINA!"
"¿Están orgullosos de mí?" - les preguntó, con su corazón latiendo rápido.
"Sí, Valen. Nos dimos cuenta de cuánto trabajaste y lo valioso que es seguir tus sueños. Queremos apoyarte" - su mamá abrazó a Valentina.
A partir de ese día, Valentina sintió que tenía el apoyo de su familia. Poco a poco, su pasión por la ciencia se convirtió en una hermosa aventura. Se dedicó a estudiar más, a hacer nuevos experimentos y, en el futuro, a convertirse en una reconocida científica que nunca dejó de mirar las estrellas y de seguir sus sueños.
Y así, Valentina aprendió que, a pesar de las dificultades y de no tener apoyo al principio, siempre debes creer en ti misma y seguir tus pasiones, porque los sueños se pueden alcanzar con esfuerzo y dedicación.
Fin.
FIN.