El sueño de Valentina



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña llamada Valentina. Valentina era una soñadora, y cada noche, antes de dormir, miraba por la ventana su estrella favorita, que siempre brillaba más que las demás. Su mayor sueño era convertirse en una gran artista y pintar murales por todo el mundo.

Una noche, mientras observaba la estrella, le susurró:

"Estrellita, ¿me ayudarías a hacer mi sueño realidad?"

A la mañana siguiente, comenzó a dibujar en su cuaderno cosas que veía por el pueblo: las flores del jardín de doña Clara, los perros del vecino y hasta las nubes esponjosas que pasaban por el cielo. Pero en su mente, Valentina tenía algo más grande.

"Quiero un mural gigante, pero no sé por dónde empezar", pensó.

Un día, mientras paseaba por el parque, Valentina conoció a un viejo artista llamado Don Pablo, que estaba pintando un hermoso paisaje. Ella se acerca y le dice:

"¡Hola! Soy Valentina y quiero ser artista como vos. Tengo un sueño de pintar un mural gigante, pero no sé cómo hacerlo".

Don Pablo, con una sonrisa, responde:

"Cada obra empieza por un pequeño trazo. Ven, te enseñaré".

Así comenzó la pequeña aventura de Valentina junto a Don Pablo. Durante semanas, aprendió sobre colores, formas y técnicas de pintura. Un día, Don Pablo le dijo:

"¿Qué te parece si elegimos un lugar en el pueblo para nuestro mural?"

Valentina se iluminó la cara.

"¡Sí! ¡Me encantaría!".

Decidieron pintar el muro de la plaza principal, un lugar al que todos iban a jugar y a reunirse. Pero había un problema: el muro estaba en mal estado y el dueño de la plaza, el señor Gómez, no quería que lo pintaran.

"No quiero que nadie toqué mi muro. Tiene que estar así, tal como está", gruñó el señor Gómez cuando se lo propusieron.

Valentina, desanimada, volvió a casa y miró nuevamente su estrella.

"Estrellita, quiero que esto funcione, pero no sé qué más hacer".

Al día siguiente, Valentina decidió hacer una reunión en la plaza y convocar a todos los vecinos. En la reunión, dijo:

"Queremos darle vida a nuestro pueblo con un hermoso mural. Les pido que se sumen y nos ayuden a convencer al señor Gómez".

Los vecinos se entusiasmaron y comenzaron a hablar de lo que significaría tener un mural en la plaza. La mamá de Valentina, que siempre había apoyado su sueño, dijo:

"¡Podemos organizar una feria y recaudar fondos para arreglar el muro!".

Así lo hicieron. Realizaron una gran feria en la que vendieron comidas, juguetes, y hasta hicieron una rifa, todo para reunir dinero y demostrarle al señor Gómez cuánto querían el mural. Juntos, con el esfuerzo de toda la comunidad, lograron arreglar el muro y convencer al señor Gómez:

"Podemos hacer que el pueblo se vea más lindo y acogedor", dijo uno de los vecinos.

El señor Gómez, al ver cuánto se esforzaron y cuánta gente apoyaba la idea, se fue ablandando:

"Bueno, creo que pudo aceptar la idea, siempre que lo hagan con mucho cuidado".

Valentina y Don Pablo, llenos de alegría, se pusieron a trabajar. Los niños del pueblo ayudaban a mezclar colores, mientras que los adultos supervisaban la preparación del muro. Durante varias semanas, Valentina y Don Pablo pintaron un hermoso mural que reflejaba la alegría y la diversidad del pueblo: flores brillantes, animales y hasta una gran estrella en la parte superior, que Valentina había soñado tanto.

Finalmente, el día de la inauguración llegó. Todo el pueblo se reunió en la plaza, y el señor Gómez, un poco nervioso, cortó la cinta que dejaba ver el mural por primera vez.

"¡Bravo, Valentina!" gritaron los niños.

Valentina sonrió, y entre aplausos dijo:

"No podría haberlo hecho sin cada uno de ustedes. Este mural es de todos nosotros".

Desde ese día, el mural se convirtió en un símbolo de unidad y creatividad en el pueblo. Valentina se dio cuenta de que los sueños pueden hacerse realidad, pero que con la ayuda de los demás, son aún más grandes. Y así, cada vez que miraba hacia su estrella favorita, sentía que su sueño crecía, y su corazón se llenaba de sabiduría acerca del trabajo en equipo y la amistad.

"La estrella ha brillado siempre, pero hoy nos enseña que juntos podemos brillar aún más", concluyó Valentina, mirando a sus amigos y vecinos con amor y gratitud.

FIN.

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