El sueño de Wasapito
"No puedo creerlo, ¡finalmente lo logré!", exclamó Wasapito emocionado mientras sostenía la tapita de gaseosa en su boquita.
Desde pequeño, el sueño de este minino era ser un gran futbolista y formar parte de la selección de su país. Wasapito vivía en una pequeña casa cerca del estadio de fútbol. Todos los días, se sentaba frente al televisor para ver los partidos y admirar a sus ídolos futbolísticos.
Soñaba con ser como ellos, correr por el campo, marcar goles y sentir la emoción del público. Decidido a alcanzar su meta, Wasapito comenzó a entrenar arduamente con cada tapita que encontraba. Las colocaba en el suelo y las pateaba con todas sus fuerzas.
Saltaba sobre ellas, hacía piruetas y hasta intentaba hacer malabares con varias tapitas al mismo tiempo. Un día soleado, mientras practicaba sus habilidades en el jardín trasero de su casa, escuchó una voz proveniente del otro lado del muro:"Vaya, vaya...
¿qué tenemos aquí? Un gatito jugando al fútbol", dijo una voz burlona. Wasapito miró hacia arriba y vio a Tomás, un perro vecino que siempre se burlaba de él por querer ser futbolista siendo solo un gato.
"No te burles", respondió Wasapito valientemente. "Sé que puedo lograrlo si me esfuerzo lo suficiente". Tomás soltó una risa sarcástica y desafió a Wasapito a demostrarle lo que podía hacer.
Decidido a dejarlo sin palabras, Wasapito aceptó el desafío y comenzó a mostrar todas sus habilidades con la tapita. Saltaba, corría y hacía malabares con ella como nunca antes había hecho. Tomás se quedó boquiabierto al ver las destrezas de Wasapito.
"Wow, no puedo creer lo que acabo de presenciar", dijo Tomás sorprendido. "Eres realmente talentoso". Wasapito sonrió orgulloso y le respondió: "Gracias por reconocerlo, pero esto es solo el comienzo.
Mi objetivo es ser parte de la selección de fútbol y demostrarle al mundo lo que un minino puede lograr". Tomás asintió admirado y prometió ayudar a Wasapito en su camino hacia el éxito futbolístico. Juntos entrenaron día tras día, mejorando cada vez más sus habilidades.
Un día, mientras practicaban en el parque cercano al estadio de fútbol, fueron descubiertos por Don Diego, un antiguo jugador profesional que ahora era el entrenador del equipo nacional. "¡Vaya! Nunca había visto algo así", exclamó Don Diego impresionado por las habilidades de Wasapito.
"Eres único y tienes un gran potencial para convertirte en un gran futbolista". Don Diego invitó a Wasapito a probarse en las pruebas para ingresar al equipo nacional juvenil. Con emoción y determinación en sus ojos felinos, Wasapito aceptó la oportunidad.
Las pruebas fueron difíciles, pero gracias a su arduo trabajo y pasión por el fútbol, Wasapito superó cada obstáculo con éxito. Finalmente, recibió la noticia que tanto anhelaba: había sido seleccionado para formar parte del equipo nacional juvenil. Wasapito no podía creerlo.
Su sueño se estaba haciendo realidad. A partir de ese momento, comenzó a entrenar aún más duro, enfocándose en cada detalle y aprendiendo de sus compañeros y entrenadores.
El tiempo pasó y Wasapito se convirtió en una estrella futbolística reconocida a nivel mundial. Jugó en grandes equipos, ganó campeonatos y dejó una huella imborrable en el mundo del fútbol.
Pero lo más importante para Wasapito fue el mensaje que transmitió a todos los niños y niñas que soñaban con alcanzar sus metas: nunca dejar de creer en uno mismo, trabajar arduamente por lo que se desea y nunca permitir que las burlas o los prejuicios detengan nuestros sueños.
Y así, Wasapito demostró al mundo entero que incluso un pequeño minino puede lograr cosas increíbles si tiene pasión, determinación y un poco de magia dentro de sí.
FIN.