El Sueño del Ansioso Ascenso



Había una vez, en una ciudad llamada Murcia, un equipo de fútbol llamado El Ansioso Ascenso. Este equipo estaba formado por chicos y chicas del barrio que soñaban con volver a las grandes ligas, donde habían jugado sus padres y abuelos. Después de diez años sin poder destacar, los jugadores sentían que su sueño estaba a punto de desvanecerse. Sin embargo, el deseo de salir adelante los mantenía unidos.

Un día, mientras entrenaban en un pequeño campo de tierra, su entrenador, el viejo Don Manuel, empezó a hablarles sobre lo importante que era la perseverancia.

- “Escuchen, muchachos, el fútbol no solo se trata de ganar. Se trata de ser un equipo, de apoyarse y de nunca rendirse. ¿Saben cuántas veces caí en mi vida? ”

Los chicos lo miraron con curiosidad.

- “¡No se imagina cuántas! Pero siempre volví a levantarme. Ustedes pueden lograrlo si trabajan juntos”, continuó, mirando a cada uno de sus jugadores.

Inspirados por las palabras de Don Manuel, El Ansioso Ascenso comenzó a entrenar con más intensidad. Practicaban sus pases, tiros y, principalmente, la comunicación. El día del primer partido del nuevo torneo se acercaba y todos estaban ansiosos.

- “¡Hoy ganamos, eh! ”, exclamó Julián, el delantero estrella del equipo.

- “No solo queremos ganar, Julián. También tenemos que divertimos y disfrutar del juego”, intervino Clara, la capitana del equipo.

Pero la suerte no les sonrió al principio. En el primer partido, se enfrentaron a un equipo mucho más fuerte que ellos y, para su sorpresa, perdieron 5 a 0. Al final del encuentro, los chicos se sentaron desanimados.

- “Esto no puede ser nuestro destino. ¡No podemos rendirnos! ” gritó Fernando, el defensor más tenaz.

- “Es verdad, no podemos dejar que una derrota nos defina. Vamos a entrenar más duro y aprender de nuestros errores”, añadió Clara.

Así, decidieron volver al campo de entrenamiento. Entre risas y juegos, lograron mejorar en su habilidad y, lo más importante, afianzaron su camaradería. Con cada práctica, la confianza en sí mismos iba creciendo.

Pasaron las semanas y, sorprendentemente, comenzaron a ganar partidos. A través del trabajo en equipo, se dieron cuenta que tenían lo que se necesitaba para ascender de categoría. Pero había algo más que los motivaba: la idea de jugar un último partido en casa.

Llegó el día del partido decisivo. El Ansioso Ascenso se enfrentaba a su mayor rival, el equipo de La Tormenta, que había ganado todos sus partidos. La tensión en el aire era palpable. Los jugadores miraron a la grada donde sus familias los alentaban.

- “No tenemos nada que perder, solo debemos hacer lo que sabemos hacer”, afirmó Clara, inflando el pecho de orgullo.

El partido comenzó y, aunque La Tormenta abrió marcando dos goles en el primer tiempo, El Ansioso Ascenso no se dio por vencido.

- “¡Vamos, equipo! No se entreguen”, gritaba Don Manuel desde la línea de la cancha.

A medida que avanzaba el segundo tiempo, El Ansioso Ascenso logró marcar un gol, luego otro. El marcador ahora decía 2 a 2. La emoción llenó el aire de la cancha. Cuando el reloj marcaba los últimos minutos del partido, Clara tuvo una idea brillante.

- “Voy a pasarte el balón, Julián, y tú solo aprovecha tu velocidad. ¡Confía en mí! ¡Vamos por la victoria! ”, dijo Clara mientras se posicionaba para el último ataque.

Julián recibió el pase y, en un increíble avance, logró superar a los defensores de La Tormenta. En el último instante, hizo un toque preciso al arco y... ¡GOOOOL!

¡El estadio estalló de alegría! Con ese gol lograron el triunfo y el ascenso. Todos se lanzaron sobre Julián cuando el árbitro pitó el final.

- “¡Lo logramos, lo logramos! ” gritaban dando saltos de felicidad.

Don Manuel, con lágrimas en los ojos, abrazó a todos los chicos y chicas.

- “Este es solo el comienzo. Recuerden que juntos son más fuertes”, dijo.

Y así, El Ansioso Ascenso volvió al fútbol profesional. No solo habían ganado un trofeo, sino que habían aprendido la importancia del trabajo en equipo, la perseverancia y, sobre todo, la amistad. Desde ese día, sabían que, aunque la vida les presentara desafíos, siempre podrían superarlos juntos.

FIN.

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