El sueño del basquetbol



En medio de la bulliciosa ciudad de Santiago de Chile, vivía Mateo, un adolescente de 12 años apasionado por el basquetbol. Con tres hermanos traviesos y bulliciosos, la vida en casa de los Fernández siempre era animada.

Mateo soñaba con llegar a ser un gran jugador de basquetbol, pero a veces se sentía desanimado al ver lo difícil que parecía alcanzar su sueño. "¡Mateo, suéltanos la pelota!" gritaban sus hermanos mientras jugaban en el patio.

"¡Chicos, déjenme practicar un rato, prometo que jugaré con ustedes luego!" respondía Mateo mientras driblaba con destreza el balón. Un día, al regresar de la escuela, Mateo encontró un folleto sobre un torneo local de basquetbol.

Sin perder tiempo, corrió a la cocina para enseñárselo a su mamá. "¡Mamá, mamá, puedo participar en este torneo! Por favor, ¿puedo, puedo?" La mamá de Mateo sonrió y asintió con cariño. "Claro que sí, Mateo. Sabes que siempre apoyaré tus sueños."

Con renovada energía, Mateo se puso a entrenar con más dedicación que nunca. Practicaba driblar, lanzar y pasar el balón, y sus hermanos, al ver su esfuerzo, empezaron a animarlo y a ayudarlo a mejorar.

Llegó el día del torneo y Mateo se sentía nervioso, pero confiado en su preparación. El primer partido fue intenso, y con la ayuda de sus habilidades y el trabajo en equipo, lograron la victoria. En la final, el marcador estaba empatado, y solo faltaban segundos para el final.

Mateo recordó todo el esfuerzo y apoyo que había recibido, tomó el balón y con un lanzamiento imparable, anotó la canasta ganadora. El gimnasio estalló en júbilo, y Mateo se abrazó con sus hermanos, agradecido por su ayuda.

Desde aquel día, Mateo continuó entrenando y jugando al basquetbol, recordando siempre que con esfuerzo, apoyo y determinación, los sueños pueden volverse realidad.

FIN.

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