El Sueño del Colibrí



En un colorido bosque, lleno de árboles altos y flores brillantes, vivía un pequeño colibrí. Su plumaje era tan vibrante como los colores del arcoíris, pero a pesar de su belleza, se sentía diferente a todos los demás animales. Cada mañana, mientras sus amigos, como la tortuga Lenta y el conejo Saltarín, mostraban sus habilidades especiales, Colibrí se preguntaba cuál era su don.

"¡Mirá, Colibrí!" - dijo Lenta, con su voz suave y pausada. "Hoy voy a ganar la carrera de tortugas. ¡Soy la más rápida de todas!"

"¡Eso es genial, Lenta!" - respondió Colibrí, sintiendo un pequeño nudo en su pancita. "Yo no sé qué puedo hacer..."

El conejo Saltarín saltó hacia ellos. "Yo puedo saltar más alto que cualquiera, ¡miren!" - y comenzó a dar saltos impresionantes, mientras su colita blanca se movía de un lado a otro.

Colibrí suspiró. "¿Por qué no tengo un talento especial como ustedes?" - se lamentó.

Pasaron los días, y Colibrí observaba con envidia cómo sus amigos brillaban en sus habilidades. Pero un día, mientras exploraba el bosque, escuchó un gran alboroto cerca del arroyo.

"¡Ayuda!" - gritó una mariposa atrapada en una telaraña.

Colibrí sintió un destello de valentía. "¡Voy a ayudarla!" - exclamó, y se lanzó hacia la telaraña. Aceleró sus rápidas y pequeñas aletas, y con un par de movimientos ágiles, logró liberar a la mariposa.

"¡Gracias, Colibrí!" - dijo la mariposa, maravillada. "¡Eres muy valiente!"

Colibrí sonrió, sintiendo una chispa de felicidad. "Pero no hice nada impresionante... solo volé rápido", respondió, aún inseguro de su valía.

La mariposa le miró con ternura. "A veces, lo que parece pequeño para uno puede ser enorme para otros. El hecho de que ayudaste a alguien en apuros es un gran don."

Colibrí comenzó a reflexionar sobre lo que había hecho. Decidió que iba a ayudar a otros todo lo que pudiera. Así que, durante las siguientes semanas, comenzó a asistir a aquellos en necesidad. Logró rescatar a un ratón atrapado en un arbusto espinoso, guiar a una familia de patos a través del bosque y divertir a un grupo de animales con sus travesuras aéreas.

"Colibrí, estás haciendo cosas increíbles" - dijo un día el sabio búho que observaba desde una rama. "Tu agilidad y destreza no solo son un don, sino también tu corazón generoso."

Colibrí se sintió más satisfecho que nunca. "¿De verdad crees que esto es un don?" - preguntó.

"Por supuesto. Cada uno tiene su talento especial, y a veces ese talento es ayudar a quienes te rodean. No subestimes lo que puedes hacer."

Una tarde, el bosque organizó un gran festival donde todos los animales mostrarían sus habilidades. El conejo Saltarín haría su espectáculo de saltos, y Lenta demostraría su velocidad.

Colibrí, sintiéndose inspirado, decidió que iba a hacer su propio show. Volaría entre las flores, mostrando a todos sus acrobacias. Los animales se juntaron a mirarlo.

"¡¿Qué nos tiene preparado, Colibrí? !" - exclamó Lenta emocionada.

-

"Voy a hacer lo que mejor sé hacer, ¡ayudar!" - respondió Colibrí, decidido.

Colibrí voló de un lado al otro, creando un espectáculo de colores, mientras ayudaba a sus amigos a realizar sus actos. Comprendió que no solo tenía una habilidad especial, sino que su mayor don era su capacidad para unir a todos los demás a través de la amistad y la generosidad.

Al final del día, mientras todos aplaudían, Colibrí sintió que, al fin, había encontrado su lugar en el bosque.

"¡No tengo que ser como ustedes!" - gritó, lleno de alegría. "¡Soy Colibrí y mi don es ayudar!"

Desde entonces, Colibrí nunca volvió a sentirse diferente. Cada vez que veía a sus amigos triunfar en sus habilidades, sabía que él tenía algo igual de especial.

Y así, en aquel colorido bosque, el pequeño colibrí brilló con su luz propia, aprendiendo que todos tienen un don único, y que a veces, ser uno mismo es el regalo más grande de todos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!