El Sueño del Conejo Luno



En una frondosa colina, vivía el pequeño conejo Luno, cuyas orejas largas y suaves parecían siempre estar alertas a nuevas aventuras. Cada noche, se sentaba en su lugar favorito, mirando hacia el cielo estrellado, donde la Luna brillaba con todo su esplendor.

**- ¡Ay, cómo me gustaría estar allí! ** -decía Luno mientras saltaba de entusiasmo en su colina. **- Debe ser maravilloso saltar sobre su superficie! **

Una noche, al regresar a casa, Luno se encontró con una hoja dorada en el suelo. Al acercarse, notó que tenía unas letras brillantes. **- ¡Qué misterioso! ** -exclamó emocionado. Leyó en voz alta: **"Construye un cohete y volarás alto."**

Luno sintió una chispa de inspiración encenderse en su corazón. **- ¡Voy a construir un cohete! ** -decidió, repleto de determinación.

Al día siguiente, empezó a recolectar materiales. Pidió ayuda a sus amigos del bosque. El pájaro Tico voló bajo, el zorro Roco trajo unas ramas, y las ardillas trajeron bellotas y hojas secas. **- ¡Nos va a salir genial! ** -dijo Tico, picoteando una bellota. **- ¡Sí! ¡Vamos a construir el mejor cohete del mundo! ** -agregó Roco, moviendo su cola.

Luno organizó a sus amigos, y juntos comenzaron la construcción del cohete. Pero no fue fácil. Una y otra vez, el cohete se desarmaba. **- ¡Esto es más complicado de lo que pensé! ** -se quejó Luno, sintiendo que la frustración empezaba a apoderarse de él.

**- ¡No te desanimes, Luno! ** -dijo Tico, volando sobre su cabeza. **- Los grandes sueños requieren esfuerzo. Recuerda, ¡la Luna no se va a ir a ningún lado! **

Con mucho esfuerzo y la ayuda de sus amigos, Luno siguió construyendo y reconstruyendo su cohete. Después de varios días de trabajo, finalmente llegó el momento de la verdad.

**- ¡Miren eso! ** -gritó el zorro Roco, mirando hacia el cohete terminado. Era un cohete deslumbrante, aunque un poco torcido, pero a Luno no le importaba.

**- ¡Vamos a probarlo! ** -dijo Luno, lleno de emoción.

Con la ayuda de sus amigos, Luno encendió el motor del cohete. Al principio, todo parecía tranquilo. Pero pronto, con un rugido ensordecedor, el cohete comenzó a elevarse.

**- ¡Volamos! ** -gritó Luno desde la escotilla, sintiendo el viento en su cara. Sin embargo, de repente, el cohete empezó a tambalearse. **- ¡Ay, no! ¿Qué está pasando? ** -gritó Luno, preocupado.

El cohete no lograba estabilizarse y comenzó a caer hacia el bosque. **- ¡A sujetarse, amigos! ** -gritó Roco. El cohete aterrizó en la suave hierba, causando un pequeño revuelo de hojas y ramas.

Luno se sintió abrumado y decepcionado. **- ¡No logré llegar a la Luna! ** -sollozó. Pero Tico le dio un pico amistoso en la espalda. **- Luno, lo intentaste y eso es lo más importante. A veces, los grandes planes no salen como queremos, pero eso no significa que debas rendirte.**

Luno miró a sus amigos, quienes lo rodeaban con apoyo. **- Tenés razón. Tal vez no llegué a la Luna, pero he construido un cohete maravilloso y tengo amigos increíbles.**

Con el tiempo, Luno se dio cuenta de que lo que había logrado era mucho más valioso. No sólo había intentado alcanzar la Luna, sino que había vivido una gran aventura con sus amigos.

**- Quizás algún día pueda hacerlo de nuevo,** -reflexionó Luno con una sonrisa, mirando hacia la Luna nuevamente. **- ¿Quién sabe? Tal vez juntos podamos encontrar una manera de llegar allí! **

Todos sus amigos se pusieron a pensar en nuevas ideas. Y así, cada noche, mientras la Luna brillaba, Luno soñaba en grande, listo para el próximo desafío. Porque lo importante no era solo llegar a la Luna, sino disfrutar del viaje, seguir intentándolo y nunca rendirse.

Y así, el conejo Luno, con su grupo de amigos, continuaron soñando, explorando y creando nuevas aventuras por descubrir.

FIN.

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