El Sueño del Futbolista



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Lucas que tenía un sueño muy grande: quería ser un gran futbolista. Desde que tenía memoria, pasaba horas y horas pateando la pelota en el parque, imitando a sus ídolos como Lionel Messi y Diego Maradona.

Un día, mientras estaba practicando sus tiros, una chica llamada Sofía se acercó.

"¿Puedo jugar con vos?" - le preguntó Sofía, sonriendo.

"¡Claro! Pero tengo que advertirte, soy el mejor jugador de la cancha" - dijo Lucas, medio orgulloso y medio bromeando.

Ambos comenzaron a jugar juntos y pronto se formó una hermosa amistad. Pasaban los días entrenando y soñando con jugar en un gran equipo. Sin embargo, Lucas comenzó a notar que había algo más que amistad en su corazón hacia Sofía.

Un día, después de un partido, Sofía le dijo:

"Lucas, he visto cómo entrenas, tienes un talento increíble. ¿Por qué no te inscribes en el equipo de la escuela?"

Lucas se sintió animado, pero la idea también le asustaba. Siempre había querido jugar en el equipo, pero tenía miedo de no ser lo suficientemente bueno.

"No sé, Sofía. ¿Y si no me aceptan?" - dijo, un poco inseguro.

"Si nunca lo intentás, nunca lo sabrás" - respondió ella con una mirada confiada.

Esas palabras resonaron en la mente de Lucas. Decidió que debía intentarlo. Se inscribió y comenzó a entrenar con más ganas que nunca. Todos los días, después de la escuela, se quedaba a practicar tiros, dribles y pases. Vio que Sofía siempre lo alentaba desde la línea de la cancha.

Un jueves, llegó el día del primer partido de la temporada. Lucas estaba muy nervioso y se preguntaba si podría hacerlo bien. Cuando el entrenador lo llamó para que entrara al campo, sintió que su corazón latía más rápido que nunca.

El partido comenzó y Lucas jugaba con todas sus fuerzas. Pasó la pelota a sus compañeros, corrió por la cancha y hasta hizo un par de tiros al arco. Pero cuando quedaban pocos minutos para terminar el partido, el equipo contrario hizo un ataque. Lucas, decidido a defender, corrió hacia el delantero rival.

En un momento de impulso, saltó y logró quitarle la pelota. Con un gran esfuerzo, se armó de valor y comenzó a correr hacia el arco contrario. Nadie lo podía detener. A medida que se acercaba al área de gol, vio la portería y el arquero listísimo para atajar.

"¡Ve por ello, Lucas!" - gritó Sofía desde la línea de la cancha.

Con un gran tiro, la pelota voló y... ¡GOOOOL! Lucas había anotado el primer gol de su equipo. Todos gritaron y lo elevaron en triunfo. En ese momento, sintió que su sueño estaba más cerca.

Al final del partido, Lucas estaba lleno de emoción. Sofía se acercó corriendo.

"¡Lo hiciste, Lucas! ¡Eres increíble!" - exclamó.

Lucas sonrió, pero a la vez sintió una mezcla de nervios por su próximo paso. Era tiempo de abrir su corazón.

"Sofía, te quiero decir algo..." - comenzó él.

"¿Qué sucede?" - preguntó ella con curiosidad.

"Me gustás mucho, no solo como amiga, sino más que eso. A veces me da miedo decírtelo" - confesó Lucas.

Sofía sonrió con sus ojitos brillantes.

"¡Yo también!" - dijo ella entusiasmada. "Siempre estuve a tu lado porque creo en vos y en tus sueños. ¡Y ahora sé que también puedo contar con vos!"

Desde ese día, Lucas ya no solo soñaba con ser futbolista, sino que también sabía que tenía a alguien a su lado que creía en él, motivándolo a llegar cada vez más lejos. Con trabajo, dedicación y amor, los dos se estaban preparando para grandes aventuras, no solo en la cancha, sino en la vida misma.

Y así, en ese pequeño pueblo argentino, Lucas aprendió que los sueños se alcanzan cuando junto a ellos hay amistad, confianza y un corazón valiente. En su camino, siempre encontraría inspiración en su gran compañera Sofía.

Y así, continuará la historia de estos dos niños, porque apenas comenzaban a escribir su propia leyenda.

FIN.

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