El sueño del gol mundial
Había una vez un nene llamado Juan que vivía en Polvorines, un barrio humilde de la periferia de Buenos Aires.
Desde muy chico, Juan tenía una gran pasión por el fútbol y soñaba con jugar algún día en la selección argentina y ganar el mundial. Un día, mientras jugaba en la calle con sus amigos, vio a unos chicos mayores entrenando en una canchita cercana. Se acercó para verlos jugar y se quedó impresionado por su habilidad.
Los chicos lo notaron y lo invitaron a jugar con ellos. Al principio, Juan estaba nervioso porque no conocía bien las reglas del juego y le costaba seguir el ritmo de los demás.
Pero poco a poco fue mejorando gracias a los consejos de sus nuevos amigos. "¡Muy bien, Juan! ¡Eso es! ¡No te rindas!"- le decían los chicos alentándolo.
Con el tiempo, Juan se convirtió en un jugador destacado del equipo y empezó a participar en torneos locales. Sin embargo, su sueño era aún más grande: quería llegar al mundial.
Un día, mientras paseaba por el barrio con su abuelo, vieron un cartel que anunciaba una prueba para jóvenes talentos del fútbol organizada por la Asociación Argentina de Fútbol (AFA). "¿Te animás a probar suerte?"- preguntó su abuelo. "¡Sí! Quiero intentarlo"- respondió entusiasmado Juan. La prueba fue difícil pero Juan dio todo lo que tenía dentro y logró impresionar a los seleccionadores de la AFA.
Lo eligieron para formar parte de la selección juvenil argentina y comenzó a entrenar con los mejores jugadores del país. Los días pasaban y Juan se esforzaba cada vez más para llegar al mundial.
Pero un día, durante un partido importante, sufrió una lesión en la pierna que lo dejó fuera de las canchas por varios meses. "¿Cómo voy a lograr mi sueño ahora?"- pensaba desanimado Juan.
Pero su abuelo le recordó que no debía rendirse y que tenía que seguir luchando por lo que quería. Así fue como Juan empezó a hacer rehabilitación y a trabajar duro para recuperarse. Finalmente, llegó el gran día: Argentina iba a jugar contra Brasil en la final del mundial.
Todos estaban nerviosos pero Juan estaba convencido de que podían ganar gracias al trabajo en equipo y al esfuerzo constante.
El partido fue muy parejo pero en el minuto 90, cuando todo parecía perdido, Juan recibió un pase preciso de su compañero y marcó el gol decisivo que les dio la victoria. La emoción invadió a todos los argentinos presentes en el estadio y millones de personas festejaron en las calles del país entero.
Pero para Juan lo más importante era haber cumplido su sueño gracias al esfuerzo constante y la perseverancia. "¡Lo logramos! ¡Somos campeones del mundo!"- gritaba emocionado mientras sus amigos lo levantaban en andas.
Desde ese momento, todos los chicos del barrio miraban hacia él con admiración e intentaban seguir sus pasos para alcanzar sus propios sueños. Y así fue cómo una pequeña historia se convirtió en una gran inspiración para muchos jóvenes que luchan por sus sueños día a día.
FIN.