El sueño del ratón
Había una vez un pequeño ratón llamado Casco que vivía en un agujero en la pared de una cocina. A Casco le encantaba dormir, pero siempre se quejaba de lo incómodo que era su almohada.
Un día, mientras buscaba algo para comer, encontró un trozo de queso roquefort en el fondo del refrigerador. Sin pensarlo dos veces, decidió usarlo como almohada.
Para su sorpresa, ¡era la almohada más cómoda que había tenido nunca! Casco estaba tan emocionado con su nueva almohada que decidió mostrarle a sus amigos cómo se sentía al respecto. Fue a visitar a Pasta, otro ratón amigo suyo. "¡Pasta! - exclamó Casco - ¡Debes probar esta almohada de queso roquefort! Es increíblemente cómoda".
Pasta no estaba muy segura acerca de usar queso como almohada, pero decidió darle una oportunidad. Después de todo, confiaba mucho en el juicio de Casco.
Para sorpresa de Pasta también encontró la almohada muy cómoda y comenzaron a compartir historias divertidas hasta quedarse dormidos allí mismo. Más tarde esa noche llego Milonga, otra amiga ratona. "¡Chicos! ¿Qué están haciendo?" preguntó Milonga al verlos durmiendo juntos sobre el queso roquefort. "Hemos encontrado una nueva forma para dormir mejor.
" respondió Casco. "Eso es genial" dijo Milonga "Me encantaría probar.
"Al principio Milonga dudaba si esto sería realmente cómodo o solo una locura de sus amigos, pero después de unos minutos se dio cuenta que era la almohada más cómoda que había tenido en su vida. Los tres ratones disfrutaron juntos de su nueva forma de dormir.
Pero un día, cuando Casco fue a buscar más queso roquefort para reemplazar la almohada que ya estaba muy gastada, descubrió que no quedaba nada en el refrigerador. "¡Oh no!" exclamó Casco - ¿Qué vamos a hacer sin nuestra almohada de queso?"Pasta y Milonga comenzaron a preocuparse también. No sabían cómo iban a dormir sin ella.
Entonces, Pasta tuvo una idea: "¿Por qué no probamos con pasta? Es suave y blandita". Al principio los tres ratones dudaban si esto funcionaría tan bien como el queso roquefort, pero decidieron darle una oportunidad.
Y para sorpresa todos descubrieron que la pasta también era muy cómoda. Desde entonces, los tres amigos alternan entre usar pasta o queso roquefort como almohadas y nunca más han vuelto a tener problemas para dormir cómodamente.
La moraleja de esta historia es que siempre hay soluciones creativas a nuestros problemas y debemos estar abiertos a probar nuevas cosas. Además, ¡nunca subestimes el poder del sueño reparador!
FIN.