El Sueño Espacial de Ernesto


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Ernesto. Desde muy chico, Ernesto soñaba con viajar a las estrellas, conocer la Vía Láctea y las galaxias que se escondían en el universo.

Pasaba horas mirando al cielo estrellado y preguntándose qué secretos se escondían más allá de lo que sus ojos podían ver.

Un día, mientras jugaba en el parque, escuchó a unos niños hablar sobre la NASA, la agencia espacial más famosa del mundo. Se acercó curioso y les preguntó qué era la NASA y qué hacían allí. Los niños le contaron maravillados sobre los astronautas, los cohetes y las misiones al espacio exterior que la NASA realizaba.

Desde ese momento, Ernesto supo cuál era su sueño: trabajar en la NASA para poder cumplir su anhelo de explorar el universo. Decidió estudiar mucho y esforzarse al máximo para lograr su objetivo.

Los años pasaron y Ernesto se convirtió en un joven brillante. Siempre sacaba las mejores notas en matemáticas, física y ciencias. Sus profesores lo admiraban por su dedicación y pasión por aprender sobre el espacio.

Un día, cuando estaba por terminar la secundaria, vio un anuncio en el periódico que decía que la NASA estaba buscando nuevos talentos para unirse a su equipo.

Sin dudarlo ni un segundo, Ernesto envió su solicitud junto con una carta donde explicaba lo mucho que deseaba formar parte de esa increíble aventura espacial. Meses después, recibió una carta de la NASA invitándolo a una entrevista.

Ernesto no podía creerlo, ¡estaba cada vez más cerca de cumplir su sueño! Se preparó con entusiasmo para la entrevista y demostró todo lo que sabía sobre el espacio y su deseo ardiente de explorarlo. Finalmente, llegó el día decisivo. Ernesto estaba frente a frente con los directivos de la NASA, quienes le hicieron preguntas difíciles pero él respondió con seguridad y convicción.

Al finalizar la entrevista, le dijeron que debían evaluar a todos los candidatos antes de dar una respuesta definitiva. Los días se volvieron eternos para Ernesto mientras esperaba noticias de la NASA.

Hasta que una tarde recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre: ¡había sido aceptado para trabajar en la agencia espacial más prestigiosa del mundo! Lleno de emoción y felicidad, Ernesto comenzó a prepararse para partir hacia nuevas fronteras desconocidas.

Se despidió de su familia y amigos con lágrimas en los ojos pero también con una sonrisa radiante en el rostro porque sabía que estaba persiguiendo sus sueños.

Y así fue como Ernesto viajó a las estrellas, recorrió la Vía Láctea e investigó las galaxias más lejanas junto a los científicos más brillantes del planeta Tierra. Su historia inspiradora se difundió por todo el mundo como un ejemplo claro de cómo nunca hay que dejar de perseguir aquello que nos hace feliz.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: ¡nunca pares de soñar alto como las estrellas!

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