El sueño parisino de Rosario



Rosario era una niña muy curiosa y soñadora que vivía en un pequeño pueblo en Argentina.

Desde que era muy pequeña, Rosario había escuchado historias maravillosas sobre la Torre Eiffel en París y siempre había deseado poder visitarla algún día. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Rosario les contó emocionada sobre su sueño de viajar a París.

Sus amigos la miraron asombrados y le dijeron:-¡Eso sería increíble, Rosario! Pero ¿cómo harás para llegar hasta allá? Rosario sonrió con determinación y les respondió:-Yo sé que puedo lograrlo si me lo propongo. Solo necesito pensar en un plan.

Decidida a hacer realidad su sueño, Rosario se dirigió a la biblioteca del pueblo y comenzó a investigar todo lo que necesitaba saber para viajar a París. Leyó libros sobre cómo ahorrar dinero, buscar vuelos baratos y aprender francés.

Con mucho esfuerzo y dedicación, Rosario empezó a vender limonada los fines de semana en el parque para juntar dinero. También practicaba francés todos los días después de la escuela y buscaba ofertas de vuelos en internet. Un día, mientras estaba vendiendo limonada, un señor mayor se acercó a comprar un vaso.

Al escuchar su historia sobre querer viajar a París, el señor sonrió amablemente y le dijo:-Nunca subestimes el poder de tus sueños, querida Rosario. Si trabajas duro y nunca te rindes, todo es posible.

Estas palabras resonaron en el corazón de Rosario e hicieron que se sintiera más motivada que nunca. Decidió redoblar sus esfuerzos y seguir adelante con su plan.

Finalmente, después de meses de arduo trabajo y sacrificio, Rosario logró ahorrar suficiente dinero para comprar un pasaje de avión a París. Estaba tan emocionada que no podía creer que finalmente iba a hacer realidad su sueño. Cuando llegó el día del viaje, toda su familia fue al aeropuerto para despedirla con lágrimas de alegría en los ojos.

Mientras abrazaba a sus padres antes de embarcar en el avión, Rosario les prometió volver con muchas historias emocionantes para contarles.

Al llegar a París, Rosario quedó maravillada por la belleza de la Torre Eiffel y todos los otros lugares emblemáticos que visitó. Se sentía como si estuviera viviendo un cuento de hadas hecho realidad. Después de unos días inolvidables explorando la ciudad del amor, volvió a Argentina llena de experiencias nuevas e inspiradoras.

Compartió todas sus aventuras con sus amigos y les demostró que con determinación y esfuerzo se pueden cumplir los sueños más grandes.

Desde ese momento en adelante, Rosario supo que no había límites para lo que podía lograr si creía en sí misma y trabajaba duro por ello.

FIN.

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