El sueño submarino de Tomás



Había una vez un niño llamado Tomás, a quien le encantaba nadar y explorar el océano. Siempre soñaba con tener aventuras emocionantes bajo el mar y conocer a los animales marinos más grandiosos.

Un día soleado, mientras Tomás se encontraba en la playa, vio algo asombroso en el horizonte: ¡una familia de ballenas emergiendo del agua! Su corazón se llenó de emoción y decidió que quería nadar con ellas.

Sin pensarlo dos veces, Tomás se lanzó al agua y comenzó a nadar hacia las ballenas. A medida que se acercaba, podía escuchar sus canciones melodiosas y sentir su suave brisa. Pero justo cuando estaba a punto de tocarlas, las ballenas desaparecieron rápidamente bajo el agua.

Tomás no se rindió; sabía que si quería estar cerca de esas majestuosas criaturas debía ser paciente. Decidió esperar pacientemente en el lugar donde las había visto por primera vez. Pasaron horas hasta que finalmente las ballenas volvieron a aparecer.

Tomás notó que estaban jugando entre sí, saltando fuera del agua con gracia y alegría. Se sintió aún más determinado a unirse a ellos. Con cada salto de las ballenas, Tomás intentaba alcanzarlas sin éxito.

Hasta que tuvo una idea brillante: decidió sumergirse lo más profundo posible para sorprenderlas desde abajo. Nadando velozmente hacia lo desconocido, Tomás llegó al fondo del océano.

Allí descubrió un mundo submarino mágico lleno de corales coloridos, peces brillantes y otras criaturas marinas fascinantes. Pero no había rastro de las ballenas. Tomás comenzó a sentirse triste y desanimado. Pensó que tal vez nunca podría nadar con las ballenas.

Sin embargo, en ese momento escuchó un sonido familiar: ¡eran las canciones de las ballenas! Siguiendo el sonido, Tomás ascendió rápidamente hasta la superficie del agua. Y allí estaban, justo frente a él: una madre ballena y su cría.

Parecían sorprendidas al ver a Tomás, pero también curiosas por conocerlo. Con cuidado, Tomás extendió sus brazos hacia ellas y comenzó a moverse lentamente como si estuviera bailando bajo el agua. Las ballenas parecían entender su lenguaje sin palabras y se acercaron aún más.

"¡Hola!", exclamó emocionado Tomás mientras sonreía ampliamente. Para su sorpresa, las ballenas respondieron con un sonido similar al canto humano. "-¡Hola! ¿Cómo te llamas?", dijo la mamá ballena en un tono melódico. "-Soy Tomás", respondió con alegría el niño nadador.

Durante horas, Tomás nadó junto a las ballenas, aprendiendo sobre su vida en el océano y compartiendo sus propias historias divertidas.

Descubrió que cada salto era una forma de comunicación entre ellos y que sus canciones transmitían mensajes profundos de amor y unidad entre todos los seres vivos del océano. Al final del día, cuando llegó la hora de despedirse, las ballenas le dijeron a Tomás:"-Gracias por nadar con nosotros, Tomás. Has demostrado valentía y paciencia para encontrarnos.

Recuerda siempre que el océano es un lugar mágico lleno de maravillas y que debemos protegerlo". Tomás sonrió y asintió con la cabeza. Se despidió de las ballenas con tristeza pero también con gratitud en su corazón.

Desde ese día, Tomás se convirtió en un defensor del océano y de todas las criaturas marinas. Compartió su historia con otros niños para inspirarlos a amar y respetar nuestro precioso planeta.

Y así, gracias a su increíble aventura nadando con ballenas, Tomás descubrió la importancia de cuidar el océano y vivir en armonía con la naturaleza.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!