El Sueño Valiente de Lila



Era una noche tranquila y estrellada en la ciudad. Lila, una niña de ocho años, se metió en la cama, lista para dormir. Su mamá le había leído un cuento sobre brujas, fantasmas, zombies y vampiros, y Lila, emocionada, cerró los ojos y se dejó llevar por la imaginación.

De repente, se encontró en un bosque oscuro y misterioso. A su alrededor, podía escuchar susurros extraños y el crujir de las ramas. Lila sintió un escalofrío, pero decidió ser valiente.

"¡Hola!" - dijo con alegría, tratando de animarse.

A su alrededor, aparecieron figuras extrañas. Eran una bruja, un fantasma, un zombie y un vampiro.

"Hola, pequeña. ¿Qué haces en nuestro bosque?" - preguntó la bruja, con su voz suave como la seda.

"Vine a jugar. No tengo miedo de ustedes." - respondió Lila con una sonrisa.

El fantasma se llevó la mano a su corazón de tela.

"¿De verdad? La mayoría de la gente se asusta de nosotros. Nos llaman seres malignos."

Lila se acercó un poco más, intrigada.

"¿Malignos? Pero ustedes solo parecen solitarios. ¿Por qué?"

El zombie, que tenía una pierna un poco coja, se rascó la cabeza.

"Es que todos nos ven como criaturas aterradoras, pero no saben que nosotros también queremos tener amigos. A veces, la apariencia engaña."

"¡Es verdad!" - dijo el vampiro, chupar su dedo con curiosidad.

"A mí me gusta la música, pero nadie se queda a escuchar mis canciones por miedo. ¡Yo sólo quiero bailar!"

Lila pensó por un momento y se le ocurrió una idea brillante.

"¿Y si hacemos una fiesta? Así todos los niños del pueblo vendrían a conocernos y se darían cuenta de que no somos tan malos como creen."

Los ojos de todos se iluminaron al escuchar la propuesta.

"¡Esa es una excelente idea!" - exclamó la bruja.

"¡Vamos a prepararla!" - agregó el fantasma, emocionado.

Así, Lila les explicó cómo organizar una fiesta. Juntos, decoraron el bosque con luces de colores, hicieron juegos divertidos y prepararon bocadillos deliciosos.

Cuando llegó el gran día, los niños del pueblo se acercaron al bosque. Lila estaba un poco nerviosa, pero sabía que había hecho amigos especiales. Cuando los niños vieron a la bruja, al fantasma, al zombie y al vampiro, primero se asustaron un poco, pero luego Lila les dijo:

"¡Esperen, esperen! Son mis amigos. ¡Vamos a divertirnos juntos!"

Sorprendidos, los niños se acercaron y empezaron a jugar. Lo que antes parecía aterrador ahora era divertido. El zombie inventó un juego de carreras, la bruja mostró trucos de magia, el vampiro dio pequeños recitales de baile y el fantasma, aunque era un poco tímido, se unió a las risas y alegría.

Al final del día, todos se sintieron felices. La apariencia ya no importaba; lo importante era la amistad y la diversión. Lila aprendió que ser valiente no significa no tener miedo, sino enfrentarlo con alegría y amor.

Cuando se despertó, Lila sonrió y se sintió orgullosa de haber sido valiente en su sueño. Con su corazón lleno de alegría, decidió que al día siguiente contaría la historia a sus amigos y que siempre trataría de ver más allá de las apariencias. Así comenzó su aventura en despertar la imaginación y el valor en sus propios amigos, recordándoles que la verdadera magia está en la amistad.

Fin.

FIN.

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