El Súper Poder de Max, el Valiente



Había una vez un niño llamado Max, que no era como los demás. Él tenía un gran secreto: ¡era un superhéroe! Pero no lo sabía todavía. Cada mañana, Max se ponía su mochila de superhéroe (que parecía una mochila normal) y se preparaba para sus aventuras en el barrio.

Una mañana, mientras caminaba hacia la escuela, Max escuchó un llanto proveniente de un parque cercano. Intrigado, se acercó y vio a una pequeña niña con una muñeca rota en sus manos.

"¿Por qué llorás?" - preguntó Max, con su voz suave.

"¡Mi muñeca está quebrada! No puedo jugar con ella así..." - respondió la niña, con ojos llenos de lágrimas.

Max sintió un cosquilleo en su pecho y recordando cómo su mamá siempre le decía que ayudar a los demás es lo más importante, decidió actuar.

"No te preocupes, tengo una idea. Voy a buscar algo para repararla. ¡Esperá aquí!" - Max corrió hacia su casa y regresó con una cinta adhesiva y algunas manualidades que había guardado para un proyecto escolar.

"¿Puedo?" - preguntó, señalando a la muñeca.

"¡Sí!" - dijo la niña, animándose.

Max tomó la muñeca con mucho cuidado y comenzó a repararla. Mientras trabajaba, notó que otros niños se juntaban alrededor, curiosos.

"¿Qué estás haciendo, Max?" - preguntó uno de ellos.

"Voy a ayudar a que la muñeca de esta chica vuelva a estar como nueva" - respondió Max, sonriendo.

Los demás niños miraron sorprendidos, y uno de ellos, llamado Tomás, dijo:

"Yo siempre querría ser un superhéroe, pero nunca sé qué hacer."

"Ser un superhéroe no es solo volar o tener poderes. A veces, se trata de hacer cosas pequeñas que tienen un gran impacto" - explicó Max, mientras terminaba de reparar la muñeca.

Al terminar, Max le devolvió la muñeca a la niña, que ahora brillaba por la felicidad.

"¡Gracias! ¡Eres un héroe!" - exclamó la niña abrazando a Max.

"No soy un héroe, solo quise ayudar" - respondió modestamente.

Justo en ese instante, un perro salió corriendo de la plaza, asustando a todos los niños.

"¡Ayuda, lo atrapan!" - gritó una nena señalando a un perrito que estaba enredado en una malla.

"No se preocupen, yo lo ayudo!" - dijo Max, sintiendo que la valentía lo invadía.

Corrió hacia el perrito y, con cuidado, empezó a desenredarlo de la malla. Todos los niños lo miraban con admiración.

"¡Bien hecho, Max!" - gritaron.

"¡Sos muy valiente!" - agregó Tomás.

Max terminó de liberar al perro, que movía la colita saliendo disparado para jugar en el parque.

"¿Ven? Ser un héroe significa ser valiente y ayudar a otros" - dijo Max, mirando a sus amigos.

Todos se dieron cuenta de que a veces, tener un superpoder no significa tener que luchar contra villanos, sino ayudar a los demás en su día a día. Desde ese momento, Max, el Valiente, se convirtió en el héroe del barrio, motivando a otros niños a ser amables y valientes también.

Y así, Max aprendió que ser un superhéroe no solo es un título, sino una actitud que todos podíamos adoptar en cualquier momento.

Y desde aquel día, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara.

"¿Vamos a ser héroes todos juntos?" - preguntó Max, y todos respondieron al unísono:

"¡Sí!"

Y así, la aventura de Max continuó, recordando que sus verdaderos poderes eran la bondad, la valentía y la amistad.

FIN.

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