El supermercado de la amistad
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un supermercado muy especial donde se podían encontrar los productos más exquisitos y raros del mundo.
Un día, San Agustín de Hipona, Pitágoras, Platón y Aristóteles decidieron ir juntos a hacer sus compras. Al entrar al supermercado, quedaron maravillados por la gran variedad de alimentos y productos que se exhibían.
San Agustín, con su mirada curiosa, fue directo a la sección de frutas y verduras orgánicas; Pitágoras se detuvo frente a los quesos artesanales; Platón examinaba detenidamente cada etiqueta de los vinos mientras que Aristóteles observaba con interés las diferentes especias. "¡Miren esta manzana tan roja y jugosa! Es perfecta para hacer una ensalada", exclamó San Agustín emocionado.
"Sí, pero no olvides que la proporción es clave en toda receta. Debemos equilibrar los sabores", dijo Pitágoras con su característica seriedad matemática.
"Estoy seguro de que este vino nos inspirará grandes ideas filosóficas", comentó Platón levantando una botella. "Y estas especias le darán el toque perfecto a nuestros platos. La cocina es todo un arte", añadió Aristóteles oliendo un frasco de pimienta. De repente, mientras recorrían los pasillos del supermercado, escucharon un grito desesperado.
Era Sócrates, quien había tropezado y caído al suelo derramando todos sus yogures. "¡Ayúdenme amigos! ¡Mis yogures griegos!", clamaba Sócrates angustiado.
Sin dudarlo ni un segundo, San Agustín corrió a ayudar a su amigo junto con Pitágoras, Platón y Aristóteles. Juntos limpiaron el desastre y luego invitaron a Sócrates a unirse a ellos en sus compras.
Unidos como un equipo formidable, continuaron explorando el supermercado compartiendo sabiduría e ideas mientras llenaban sus carritos con ingredientes para preparar una cena inolvidable.
Al llegar a la caja para pagar, el cajero les preguntó sorprendido:"¿Qué hace este grupo tan peculiar juntándose para hacer las compras?"San Agustín sonrió y respondió: "En la amistad verdadera no importa cuán diferentes seamos o qué pensamientos tengamos. Lo importante es apoyarnos mutuamente y disfrutar juntos cada momento".
Así terminó aquel día inolvidable en el supermercado entre risas y enseñanzas compartidas por estos grandes pensadores que descubrieron que incluso en las tareas cotidianas como hacer las compras podían encontrar momentos únicos para aprender y crecer juntos. Y desde entonces siguieron reuniéndose regularmente para compartir nuevas aventuras llenas de sabiduría e inspiración.
FIN.