El Susurro de Colores



Había una vez en un pequeño pueblo lleno de alegría y risas, un niño latino moreno llamado Lucas. Lucas era un niño especial porque, gracias a su implante coclear, podía escuchar el canto de los pájaros, el murmullo del viento y las risas de sus amigos.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, vio algo que lo dejó asombrado. Un animalillo fantástico, de colores pastel, había aterrizado en una de las ramas de un árbol. Sus ojos brillaban como estrellas y su pelaje era suave como algodón. Era un ser mágico y amigable, con alas que destellaban al sol. Lucas, emocionado, se acercó al animalillo.

"¡Hola, pequeño! ¿Cómo te llamas?" - preguntó Lucas, apenas conteniendo su entusiasmo.

"¡Hola! Soy Luni, el guardián de los sueños de este pueblo!" - respondió el animalillo con una voz suave y melodiosa.

Lucas no podía creerlo. "¿Guardian de los sueños? ¡¿Qué significa eso? !" - exclamó con curiosidad.

"Mi deber es ayudar a los chicos y chicas del pueblo a creer en sí mismos y seguir sus sueños" - explicó Luni, revoloteando alegremente.

Desde ese día, Lucas y Luni se volvieron inseparables. Juntos exploraron el pueblo, y Luni le contaba a Lucas historias de cómo la amistad y la confianza podían cambiar el mundo. Un día, mientras estaban en la plaza, Luni notó que Lucas parecía un poco triste.

"¿Qué sucede, amiguito?" - preguntó Luni con preocupación.

"Es que quiero participar en la obra de teatro de la escuela, pero me pone nervioso hablar frente a todos. No sé si puedo hacerlo" - confesó Lucas, bajando la mirada.

Luni sonrió y dijo: "Recuerda que tienes un brillo especial dentro de vos. Juntos, podemos preparar algo increíble. Practiquemos todos los días hasta el gran día."

Lucas asintió, sintiéndose mejor al escuchar las palabras de ánimo de su amigo. Con esfuerzo y dedicación, se prepararon durante semanas. Todos los días, se encontraban en el parque.

Un día, llegó el momento de la actuación. Las luces brillaban y la plaza se llenó de gente. Lucas tenía un poco de miedo, pero Luni lo miró y le dijo: "¡Tú puedes! Estoy aquí contigo. Recuerda, habla desde el corazón."

Con el aliento de su amigo, Lucas subió al escenario. Cuando llegó su momento, nervioso pero decidido, comenzó a hablar. Su voz resonaba en el aire, y los aplausos llenaban el lugar. Todos estaban maravillados por su valentía.

Al finalizar la obra, la multitud estalló en aplausos. Lucas sonrió, sintiéndose más fuerte y seguro que nunca. Luni voló a su lado y lo abrazó con sus suaves alas. "¡Lo lograste! Estoy muy orgulloso de vos. Recuerda que siempre que sigas tus sueños, nunca estarás solo" - le dijo Luni.

Desde aquel día, Lucas supo que no solo había ganado confianza en sí mismo, sino que también había demostrado que todos tenemos un lugar especial en el mundo, sin importar nuestras diferencias.

FIN.

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