El susurro del árbol sabio
Había una vez un niño llamado Lucas, que tenía un problema muy grande: no podía controlar sus emociones. Cuando algo le salía mal o se ponía nervioso, explotaba en llanto o rabia sin poder detenerse.
Esto le causaba muchos problemas en la escuela y con sus amigos, quienes a veces no entendían por qué reaccionaba de esa manera.
Un día, mientras caminaba por el parque frustrado porque había perdido su juguete favorito, se encontró con un viejo árbol sabio. El árbol parecía notar la tristeza de Lucas y le habló cariñosamente:"Hola, pequeño amigo. Veo que estás pasando por un momento difícil.
¿Qué te sucede?"Lucas sorprendido de que el árbol pudiera hablar, decidió sincerarse y contarle sobre su problema para desahogarse. "Soy Lucas y no puedo controlar mis emociones. Siempre termino enojado o llorando y eso me causa problemas con los demás. "El árbol asintió comprensivamente y le dijo:"Entiendo cómo te sientes, Lucas.
Pero debes saber que las emociones son como las ramas de un árbol: pueden ser fuertes y agitarse con el viento, pero también pueden aprender a calmarse.
"Lucas observó al árbol con atención mientras este continuaba hablando:"Cuando sientas que tus emociones están fuera de control, cierra los ojos y respira profundamente. Imagina que eres como las raíces del árbol, fuerte y conectado a la tierra. De esta manera podrás encontrar la calma en medio de la tormenta emocional.
"Animado por las palabras del sabio árbol, Lucas decidió poner en práctica su consejo. Al día siguiente, en la escuela, tuvo un momento de frustración cuando cometió un error en clase.
En lugar de explotar en llanto como solía hacerlo, recordó las palabras del árbol sabio. Respiró hondo varias veces imaginándose como las raíces del gran árbol conectadas a la tierra.
Poco a poco sintió cómo su ira se transformaba en tranquilidad y pudo manejar la situación sin perder el control. A medida que pasaban los días, Lucas practicaba cada vez más el consejo del viejo árbol sabio.
Aprendió a reconocer sus emociones antes de dejarlas salir descontroladamente y encontró formas más saludables de expresar lo que sentía. Con el tiempo, Lucas se convirtió en un ejemplo para sus amigos al mostrarles cómo podía manejar sus emociones de manera positiva.
Y así fue como gracias a la sabiduría del viejo árbol aprendió a controlar sus emociones y vivir una vida más equilibrada y feliz. Desde entonces visitaba al viejo amigo siempre que necesitara recordar lo importante que es mantenerse fuerte incluso cuando todo parece sacarnos de quicio.
FIN.