El T-Rex futbolista



Había una vez un pequeño dinosaurio que nació en la ciudad de Córdoba, Argentina. Era un Tiranosaurio Rex muy curioso y aventurero, que siempre estaba buscando nuevas cosas para descubrir.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Triceratops y Estegosaurio, vio a unos niños jugando al fútbol. El pequeño T-Rex se acercó a ellos y les preguntó:- ¡Hola! ¿Qué están haciendo? Los niños lo miraron sorprendidos al ver a un dinosaurio hablando con ellos.

- Jugamos al fútbol -respondió uno de los chicos-, ¿quieres jugar con nosotros? El T-Rex nunca había jugado al fútbol antes, pero estaba emocionado por probar algo nuevo.

Así que se unió al juego y rápidamente aprendió las reglas del deporte. A partir de ese día, el pequeño dinosaurio no podía dejar de pensar en el fútbol. Entrenaba todos los días después de la escuela y mejoraba cada vez más su técnica.

Pero algunos animales del parque no estaban contentos con esto. - ¡Mira a este tonto dinosuario intentando ser como los humanos! -se burlaba el león. Pero el T-Rex no se dejaba intimidar por las palabras hirientes de otros animales.

Él sabía lo que quería hacer y nada iba a detenerlo. Un día, cuando ya era bastante bueno en el fútbol, decidió participar en un torneo local junto a sus amigos Triceratops y Estegosaurio.

Los demás equipos se reían cuando veían a un dinosaurio en el campo, pero pronto se dieron cuenta de que el T-Rex era un jugador muy talentoso. El equipo del pequeño dinosaurio llegó a la final y tuvo que enfrentarse al equipo más fuerte del torneo.

Fue un partido muy reñido, con muchos goles y mucha emoción. Finalmente, cuando quedaban pocos minutos para terminar el juego, el T-Rex recibió una pelota cerca del área rival.

Con una habilidad sorprendente, dribló a varios jugadores y anotó el gol de la victoria. - ¡Lo logramos! -gritó emocionado mientras abrazaba a sus amigos. Desde ese día, los animales del parque dejaron de burlarse del pequeño dinosaurio futbolista. Comenzaron a admirarlo por su perseverancia y talento.

Y así fue como el T-Rex aprendió que nunca debía dejar que las opiniones negativas de otros lo detuvieran en su camino hacia sus sueños. Y colorín colorado este cuento ha acabado.

FIN.

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