El talento de la felicidad



Clarita era una bebé muy alegre y curiosa. Le encantaba salir a pasear con su gatita Lara y su perro Coco. Cada tarde, mamá los llevaba a la plaza para que disfrutaran del aire libre y jugaran juntos.

Un día soleado, mientras caminaban hacia la plaza, Clarita notó algo diferente en el camino. Había un letrero que decía: "¡Hoy es el Concurso de Mascotas más talentosas de toda la ciudad!".

Clarita se emocionó mucho al leerlo y decidió participar con Lara y Coco. Llegaron a la plaza donde ya había mucha gente esperando el inicio del concurso. Había perros haciendo trucos increíbles, gatos saltando por aros en llamas e incluso pájaros cantando melodías hermosas.

Clarita estaba nerviosa porque no sabía qué talento tenía Lara ni Coco.

Cuando llegó su turno, Clarita colocó a Lara en una pequeña plataforma y dijo: "- ¡Lara va a hacer magia!" Todos quedaron sorprendidos cuando vieron cómo Lara sacaba de detrás de sus orejas juguetes mágicos como varitas y sombreros. El público aplaudió emocionado. Después fue el turno de Coco.

Clarita lo sentó frente a un micrófono improvisado y anunció: "- ¡Coco va a cantar!" Todos se miraron entre sí sin saber qué esperar, pero cuando Coco comenzó a ladrar al ritmo de una canción pegadiza, nadie pudo resistirse y empezaron todos a bailar al compás del perro cantante.

La audiencia estaba fascinada con los talentosos animales de Clarita. Pero justo cuando pensaban que ya había terminado, Clarita hizo una seña a Lara y Coco para que la siguieran. Los tres salieron corriendo hacia el parque de juegos de la plaza.

Clarita subió al tobogán mientras Coco daba vueltas en el carrusel y Lara jugaba con una pelota.

El público se dio cuenta de que el verdadero talento de los animales no era hacer trucos o cantar, sino hacer feliz a Clarita. Los jueces del concurso también lo notaron y decidieron otorgarles un premio especial por su alegría y compañerismo. Clarita estaba radiante de felicidad al recibir su premio y todos los demás animales aplaudieron emocionados.

Desde aquel día, Clarita, Lara y Coco siguieron siendo inseparables. Cada tarde iban a pasear juntos a la plaza, donde demostraban que no importa cuál sea tu talento, lo más importante es disfrutar del tiempo junto a quienes amas.

Y así, entre risas y juegos, Clarita aprendió una valiosa lección: que el verdadero talento está en compartir momentos especiales con aquellos que nos hacen sonreír. Y eso es algo maravilloso que nunca debemos olvidar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!